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Channel: Museos – en son de luz
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Rostros del Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam. En ruta hacia Suecia (y VI). Fisionomías (XXVII).

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Rotterdam. Entrada al Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Rotterdam. Entrada al Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

A Rotterdam llegué a mediodía desde Bruselas. Sobre el camping municipal había llovido a cántaros en los días anteriores, pero el barro se compensaba con la cordialidad de los encargados del lugar, caótico pero simpático y a poca distancia en autobús y tranvía del museo que me proponía visitar.

Al Boijmans Van Beuningen me gusta retornar periódicamente. En esta ocasión habían anunciado en su newsletter una muestra razonada y por períodos de esas obras que, sin estas iniciativas, los museos suelen tener en la reserva; entreveradas con las que cuentan con plaza estable. Con el título “La colección como una máquina del tiempo” se ofrecía la oportunidad de descubrir algunos meritorios artistas de los Países Bajos.

Y no se preocupen por esos dos señores que les esperan en la puerta, son severos pero no muerden, aunque parezca que el de los michelines desinflados y el bedel no hacen buenas migas.

Al Museo se llega desde el paseo del Museumpark que bordea un canal cuyas aguas se camuflan bajo el tapiz vegetal que lo reviste.

Rotterdam. Canal del Museumpark. Foto R.Puig

Rotterdam. Canal del Museumpark. Foto R.Puig

Al mismo tiempo pude descubrir los grandes dibujos en tinta sobre papel de una artista sueca de paciencia infinita: Gunnel Wåhlstrand (Uppsala 1974). Esta exposición temporal la ha organizado el museo gracias a la colaboración de Magasin III, Museo y Fundación de Arte Contemporáneo, de Estocolmo, una institución privada que también me era desconocida.

La exposición dedicada a Richard Serra mes un reencuentro con esas materias suyas de las que, como de un lentísimo flujo, brotan notas y silencios a través del diálogo entre un metal sin aristas y un caucho negro que simula ariscos bloques de cemento; además de una obra gráfica expuesta por primera vez. Entendí que el artista tiene una larga historia de amor con este museo, al que ha dedicado en exclusiva 80 dibujos.

Rotterdam. Richard Serra. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Rotterdam. Richard Serra. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Rotterdam. Richard Serra. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Rotterdam. Richard Serra. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Pero, ante la variada oferta y para no alargarme, me ceñiré a mi cosecha de fisionomías y retratos.

Rostros en el tiempo

Gunnel Wåhlstrand. Mother Profile 2009. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Mother Profile 2009. Foto R.Puig

El retrato que aquí ven no es una foto, sino lo que yo llamaría una “metafotografía”Es decir un dibujo hiperrealista en tinta y sobre papel que, partiendo de una foto y mediante técnicas que varían de un artista a otro, “traspasa” a otro medio plástico la imagen originaria, creando así una obra independiente, de calidades expresivas nuevas, que trasciende el original fotográfico.

Es el caso de las obras infinitamente minuciosas que, a lo largo de los meses que dedica a cada una de ellas, ejecuta en papel de gran formato la artista sueca que he descubierto en Rotterdam. Son sucesivas capas de tinta, de las más tenues a las más oscuras, de los claros y las manchas a los detalles más ínfimos, que esta artesana del dibujo transforma en retratos o paisajes intemporales, a partir de su colección de fotos de familia o de otras nuevas que ella misma ha tomado recientemente.

El hiperrealismo pictórico y escultórico de la imagen humana no es nuevo. Los retratos de pintores flamencos o renacentistas, o en ciertos bustos romanos, por poner algún ejemplo, ya eran hiperrealistas sin llamarse así. Lo que ocurre es que la fotografía para la pintura, y las técnicas de proyección o los nuevos materiales y la reproducción tridimensional para han escultura, han ofrecido múltiples posibilidades a una plétora de artistas hiperrealistas.

Pyke Koch. Retrato de la señora van Boetzelaer. 1948. Museo Boijmans Van Beuningen.Foto R.Puig

Pyke Koch. Retrato de la señora van Boetzelaer. 1948. Museo Boijmans Van Beuningen.Foto R.Puig

El holandés Pike Koch (1901-1991) fue uno de esos que no partían de una fotografía. En su época no se hablaba de hiperrealismo sino de realismo a secas. Sus retratos, a fuer de fieles a la fisionomía del modelo y con una calidad técnica quatroccentista, acaban por producir una sensación mágica. Algo así, a mi modo de ver, ocurre con las “metafotografías” de Gunnel Wåhlstrand.

Gunnel Wåhlstrand. Uppsala 20013.Detalle. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Uppsala 20013.Detalle. Foto R.Puig

Veronese. Retrato de un joven. 1558. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Veronese. Retrato de un joven. 1558. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Escribía Goethe que:

Nunca estaremos contentos con el retrato de las personas que conocemos. Por eso siempre me han dado lástima los pintores de retratos. Es bastante inusual que se le exija a alguien lo imposible, pero precisamente es lo que se hace con éstos. Tienen que conseguir captar en sus retratos, para cada uno de nosotros, el afecto o la antipatía que nos inspira cada persona; no se pueden limitar a representar a una persona tal como ellos la ven, sino como la vería cada uno de nosotros

Las afinidades electivas (Die Wahlverwandtschafen), traducción de Helena Cortés Gabaudan, Alianza Editorial, Madrid 2008, pág.180 (del diario de Otilia)

En realidad lo que, sin dejar de llevar razón, se le escapa a Otilia es lo que señalará Umberto Eco en su Opera Aperta, que una obra lograda se abre a muy variados sentidos y en su contemplación, según nuestra bagaje personal, oscilamos entre todos los posibles. Pero puede suceder que, como con alguno de los retratos que hoy traigo aquí, dejemos  suspendido en el tiempo el sentido de lo que contemplamos.

Con el aura de la edad de un retratado sucede seguramente eso mismo que Goethe formulaba en palabras de su Otilia.

Gunnel Wåhlstrand. ID 2011. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. ID 2011. Foto R.Puig

Lucas Cranach. Retrato de Erasmo entre 1530 y 1536. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Lucas Cranach. Retrato de Erasmo entre 1530 y 1536. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Así mismo y si me permiten comparar el expresionismo con el hiperrealismo, ¿qué decir sobre el modo de captar la atmósfera de la propia época?

Charley Toorop. Comida entre amigos 1932 33.Museo Boijmans Van Beuningen.Foto R.Puig

Charley Toorop. Comida entre amigos 1932-33.Museo Boijmans Van Beuningen.Foto R.Puig

Charley Toorop (1891-1955) fue una pintora holandesa y el cuadro que vemos aquí está pintado en los años 30, cuando sobre Europa se cernían los nubarrones de dos ideologías gregarias, el fascismo y el nazismo, que se nutrían del caldo de cultivo de la Gran Depresión de 1929 y de los resentimientos que había dejado la guerra del 14. Buscar luz natural o una sonrisa en sus innumerables fisionomías es buscar en vano.

Por el contrario, los dibujos y la iluminación de Gunnel Wåhlstrand nos hablan de los años del bienestar en la Suecia, durante su adolescencia o en los inicios del siglo XXI

Gunnel Wåhlstrand. Sydhälsö 2003- Detalle. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Sydhälsö 2003- Detalle. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Junto a la ventana 2003. Detalle. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Junto a la ventana 2003. Detalle. Foto R.Puig

El silencio de sus paisajes y los del expresionismo abstracto americano también se sitúan en dimensiones diferentes

Gunnel Wåhlstrand. Långedrag 2004. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Långedrag 2004. Foto R.Puig

Es muy otra la luz que vibra tras las masas de color de Rothko

Museo Boijmans Van Beuningen. Sala de los expresionistas abstractos. Foto R.Puig

Museo Boijmans Van Beuningen. Sala de los expresionistas abstractos. Foto R.Puig

Aunque ambas obras inviten a la calma y a una lenta contemplación

Mark Rothko. Oragen on Maroon. 1960. Museo Boijmans Van Beuningen.

Mark Rothko. Orange on Maroon. 1960. Museo Boijmans Van Beuningen.

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Si seguimos hablando de la luz en los retratos de Gunnel Wåhlstrand 

Gunnel Wåhlstrand. Mother Blue 2008 2009. Foto R.Puig

Gunnel Wåhlstrand. Mother Blue 2008-2009. Foto R.Puig

no puedo evitar pensar en algunas obras de Georges de la Tour (1593-1652)

Georges de la Tour. El recién nacido.1648. Museo de Rennes

Georges de la Tour. El recién nacido.1648. Museo de Rennes

Ambas imágenes retratan a una madre y captan los contrastes de la luz sobre rostros femeninos.

En otro orden de estilo, pero siempre desde el Museo Boijmans van Beuningen, me despido por hoy con este retrato fauve de una española que cautivó a Kees van Dongen  (1877-1968), cien años antes de que Gunnel Wåhlstrand dibujara a su madre a partir de unas fotografías vintage.  El pincel del holandés no necesitó meses para resolver este soberbio retrato.

Kees van Dongen. El dedo en la mejilla. 1910. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

Kees van Dongen. El dedo en la mejilla. 1910. Museo Boijmans Van Beuningen. Foto R.Puig

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Cuando partí de Rotterdam no había planeado llegar de un tirón y de madrugada a Gotemburgo, como así sucedió. El viaje se terminó un día antes de lo previsto. Los camping habían cerrado cuando desde Alemania llegué con el ferry a las costas danesas y no me quedó otro remedio que seguir tragando millas por la noche.

Así que, colorín colorado, este viaje se ha acabado.



Trashumancia 2018 (1): barco, Schilde y Bruselas

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Adios a Gotemburgo. Foto R.Puig

Adios a Gotemburgo. Foto R.Puig

Para Ima y Theo

Si alguno de ustedes se anima a conducir desde Gotemburgo hasta las costas de Alicante, puede hacerlo llegando primero a las tierras de Escania para atravesar ese puente espectacular que une Suecia con Dinamarca. Tras un par de horas por tierras danesas y una hora y cuarto en el transbordador Rødby – Puttgarden pisará tierras alemanas. Es un recorrido de unas seis horas.

Pero, si al cabo de los años, se siente la necesidad de ahorrar energías y llegar fresco a Schleswig-Holstein, acabará por embarcarse con el coche en el ferry Göteborg -Kiel y, después de dormir toda la noche, llegar a Kiel por la mañana, dispuesto a conducir por las autopistas de Alemania. Además los gastos de gasolina, peaje y embarques son lo comido por lo servido.

Costeando al sur de Gotemburgo Foto R.Puig

Costeando al sur de Gotemburgo. Foto R.Puig

Es recomendable emprender esta travesía fuera de los meses de temporada alta de julio o agosto. El precio es mejor, la nave no va tan llena y el jolgorio libatorio es mucho menor. Además no necesitarán asegurarse de que el camarote elegido no esté cerca del café cantante.

Bueno, pues ahí me encontraba yo el seis de junio disfrutando del aire del puente, de las gaviotas y del sol, ya cerca de Kiel.

Llegando a Kiel.. Foto R.Puig

Llegando a Kiel. Foto R.Puig

Ocho pisos más abajo un pescador alemán nos veía pasar desde su bote.

Pescando en Schleswig Holstein. Foto R.Puig

Pescando en Schleswig Holstein. Foto R.Puig

Schilde

En Schilde. Provincia de Amberes. Foto R.Puig.

En Schilde. Provincia de Amberes. Foto R.Puig.

Tras una buen tirada desde Kiel es reconfortante que unos buenos amigos te ofrezcan su hospitalidad hispano-holandesa en la provincia belga de Amberes, en Schilde, un pueblo flamenco rodeado de bosques, praderas y campos de cultivo.

Parada y fonda. Foto R.Puig

Parada y fonda. Foto R.Puig

Paseando por estos campos acabas entendiendo por qué aquellos españoles de secano, que vinieron con Carlos V, hijo de Gante, a heredar los Países Bajos se resistieron durante más de siglo y medio a marcharse del verde Flandes.

Verde Flandes. Foto R. Puig

Me pregunto si los abundantes caballos que siguen pastando por estos lugares son descendientes de los caballos árabes que supongo trajeron en la silla a más de un arruinado hidalgo hispano en busca de aventuras y fortuna.

Caballo flamenco. Schilde.  Foto R.Puig

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Bruselas

Por el Parc Royal. Bruselas. Foto R.Puig

Por el Parc Royal. Bruselas. Foto R.Puig

Me acerqué a Bruselas a respirar recuerdos.

En en el parque de Square de Meeus el ángel sigue implorando algo.

Apiádate Señor.. Foto R.Puig

¿Acaso suplica que algún dios resuelva las disensiones entre Estados Miembros, que impiden que la Unión Europea alcance los necesarios consensos ante los desafíos a los que se enfrenta?

Sobre uno de los edificios de la Comisión Europea los cielos amenazan tormenta.

Nubarrones sobre Bruselas. Foto R.Puig

Nubarrones sobre Bruselas. Foto R.Puig

Algunos líderes saharauis, al saberme español, me tratan fraternalmente y aceptan fotografiarse ante el emblemático Berlaymont, la sede central de la Comisión Europea. Llevan décadas manifestándose, como ese día en Bruselas, esperando que se apliquen los acuerdos de Naciones Unidas y las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que les conciernen.

Líderes saharauis hacia la mnaifestación ante el Berlaymont. Foto R.Puig

Líderes saharauis hacia la manifestación ante el Berlaymont. Foto R.Puig

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Una exposición de Jean Fabre

Exposición My queens. Jean Fabre. Museos Reales de Arte de Bruselas. Foto R.Puig

Exposición “My queens”. Jean Fabre. Museos Reales de Arte de Bruselas. Foto R.Puig

De Jean Fabre y de sus modelados en escayola que, en Carrara, los artesanos del pantógrafo y de la talla asistida por ordenador le traspasan a mármol blanco, ya hemos hablado en este blog.

Esta vez, las grandes losas marmóreas son bajorrelieves que representan en guisa de reinas plebeyas a mujeres de Flandes que el artista ha retratado.

Elsa de Brujas. Jean Fabre. Detalle. Foto R.Puig

“Elsa de Brujas”. Jean Fabre. Detalle. Foto R.Puig

La realeza femenina tiene aquí un homenaje de suave humor y simpatía por las señoras de las tierras flamencas.

No necesitan una corona de piedras preciosas, les basta con un capirote mágico.

Katrina de Gante. Jean Fabre. Foto R.Puig

“Katrina de Gante”. Jean Fabre. Foto R.Puig

La joven  heredera de la corona belga preside este concilio

Mi futura reina Elisabeth de Bélgica. Jean Fabre.Museos Reales de Arte de Bruselas. Foto R.Puig

“Mi futura reina Elisabeth de Bélgica”. Jean Fabre. Museos Reales de Arte de Bruselas. Foto R.Puig

La Venus fecunda de Jordaens augura larga descendencia a la monarquía belga desde el fondo de la sala.

La futura reina, quizás pensando en lo que se le viene encima, trata de sonreir a su manera mientras posa para el escultor.

Mi futura reina Elisabeth de Bélgica. Jean Fabre. Museos Reales de Arte de Bruselas. Foto R.Puig

“Mi futura reina Elisabeth de Bélgica”. Jean Fabre. Museos Reales de Arte de Bruselas. Foto R.Puig

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Otros aspectos de los alrededores de Schilde

Bunker de defensa de la provincia de Amberes. Foto R.Puig

Bunker de defensa de la provincia de Amberes. Foto R.Puig

Cuando los tercios de Flandes se paseaban por los Países Bajos del Sur (la Bélgica actual) los Habsburgo no podían imaginar las tormentas de fuego que otros alemanes iban a desencadenar cuatro siglos más tarde sobre sus antiguos territorios.

Ni los bunkers de la primera guerra mundial, como el Fort Oelegem, donde me imagino hacinados a cientos de reclutas, víctimas de aquella espantosa locura…

Fort Oelegem. Provincia de Amberes. Foto R.P

Fort Oelegem. Provincia de Amberes. Foto R.Puig

ni los “canales antitanque” que se cavaron con extrema urgencia en vísperas de la segunda lograron evitar el avance arrasador de la potencia invasora

Esto fue un canal antitanques de la provincia de Amberes. Foto R.Puig

Esto fue un canal antitanques de la provincia de Amberes. Foto R.Puig

Gracias a mi amigo Theo, que me llevó a visitar estos lugares y a pensar en este pasado europeo que las nuevas generaciones no deben olvidar, pude evocar mentalmente el destino de los miles de jóvenes reclutas y reservistas exterminados por la violencia totalitaria.

Escalera de acceso a un bunker de defensa de la provincia de Amberes. Foto R.Puig

Escalera de acceso a un bunker de defensa de la provincia de Amberes. Foto R.Puig

Hoy son ruinas quebradas por las explosiones de la retirada. Pero en todo caso, aquel cemento sin armar no ofrecía ninguna resistencia seria a los proyectiles del ejército alemán.

Tristes restos. Foto R.Puig

Tristes restos. Foto R.Puig

Además de las visitas de los escolares, por aquí corren hoy los ciclistas acrobáticos o los practicantes del jogging y pasean los dueños de perros con sus canes.

Bunker de defensa de la provincia de Amberes. Foto R.Puig.JPG

Epílogo

No lejos de ahí, en mi paseo del último día (y con esto acabo) encuentro a uno que no sabe de guerras, salvo la que pueda mantener con ratas y ratones…

Me observa. Foto R.PuigMe mira y se larga.

Libre y bien nutrido. Foto R.Puig.JPG

 

 

Transiciones peruanas de Lambayeque a Pachacamac : Túcume (I)

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Placa emblemática de cobre dorado. Época Formativa (Vicú) 1250 a.C-1 d.C. Museo Larco Herrera.Lima.Foto R.Puig

Placa emblemática de cobre dorado. 1250 a.C a 1 d.C. Museo Larco Herrera. Foto R.Puig

 

Viví en el Perú hace décadas, asistí a clases de historia del Perú, visité los lugares y obras de la civilización incaica en varias ocasiones, recorrí la carretera Panamericana y anduve por departamentos de la costa, de la sierra y de la “ceja de selva”, pero me faltaba algo : el conocimiento y el acercamiento ordenado a las innumerables transiciones entre sus antiguas culturas, a la evolución de las civilizaciones pre-incaicas que el reciente viaje en el mes de febrero ha comenzado a colmar.

Para ello era necesario visitar al menos algunos de las lugares en los que nacieron y decayeron las culturas del antiguo Perú y los numerosos museos de sitio, de los que fue pionero, antes de que la UNESCO los consagrara, el tacneño Arturo Jiménez Borja (1908 – 2000), de quien ya he tratado en este blog.

Arturo Jiménez Borja, fundador de los mueseos de sitio del Perú. Pachacamac. Foto R.Puig

Busto de Arturo Jiménez Borja fundador de los museos de sitio del Perú en Pachacamac. Foto R.Puig

De ellos hemos recorrido el de Pachacamac que el destacado etnólogo peruano fundó y varios más del Norte peruano y el de la huaca Pucllana en Lima, de los que intentaré dar alguna idea en estas crónicas.

En el museo del sitio de Pachacamac fundado por Jiménez Borja. Al fondo el templo del sol. Foto R.Puig

En el museo del sitio de Pachacamac fundado por Jiménez Borja. Al fondo el templo del sol. Foto R.Puig

Los museos de sitio son indispensables para comprender los inacabables descubrimientos e investigaciones de los sitios milenarios de la costa peruana y de sus valles. Están situados en los mismos espacios de las excavaciones y monumentos arqueológicos. Aunque se puedan visitar las ricas colecciones de arqueología peruana en museos alemanes o norteamericanos fuera de sitio, no se podrá con ello conseguir lo que  la visita al contexto en que fueron creadas y tuvieron sentido esas obras nos puede aportar.

No obstante, una vez en Lima, hay dos museos que, aun no siendo de sitio, es conveniente visitar como preparación del viaje a los emplazamientos de aquellas antiguas culturas, me refiero al Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú y sobre todo al Museo Arqueológico Larco Herrera, donde la información sobre la procedencia y época de las piezas exhibidas está muy bien detallada y situada en su escala temporal en las diferentes regiones geográficas de la Costa y de la Sierra.

Épocas peruanas . Museo Larco Herrera. Lima. Foto R.Puig

Épocas peruanas . Museo Larco Herrera. Lima. Foto R.Puig

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Transiciones peruanas

En nuestro caso, nuestro recorrido abarcó desde Túcume en el norteño departamento de Lambayeque a Pachacamac por sitios de la Costa Norte y Centro, correspondientes a las épocas entre el año 1 de la era cristiana y el final del dominio incaico con la llegada de los conquistadores españoles. Se sintetizan en el cuadro cronológico del capítulo “Un espacio sagrado milenario”, de la directora del Museo de Sitio de Pachacamac, Denisse Pozzi-Escot, en el libro Pachacamac. El oráculo en el horizonte marino del del sol poniente, AA.VV. Banco de Crédito del Perú, Lima 2017.

Cuadro cronológico. Fuente Denisse Pozzi -Escot (*)

Cuadro cronológico. Fuente Denisse Pozzi -Escot (*)

Este recorrido es más que una experiencia de turista. Esta apasionante excursión a través del espesor de los siglos suscita admiración, compasión y complicidad hacia aquellos antiguos pobladores que tanto anticipaban lo que sus descendientes contemporáneos siguen experimentando en estas costas y valles del Perú.

Salida de Lima por la Panamericana Norte. Foto R.Puig

Salida de Lima por la Panamericana Norte. Foto R.Puig

Viajar por estos lugares, gracias a la ayuda y compañía de mis viejos amigos y compañeros de hace casi cincuenta años, sentir el mensaje y las inquietudes del pasado, hacerse las preguntas que los antiguos peruanos se hacían y observar las respuestas que, con mayor o menor éxito, dieron a los desafíos de sus entorno es un precioso regalo que los investigadores, arqueólogos, historiadores y museólogos del Perú nos han dejado y nos siguen brindando con su admirable labor.

En ruta hacia el Norte. Foto R.Puig

En ruta hacia el Norte. Foto R.Puig

Espero dejar aquí algo de lo que me dieron esos días, caminando por los lugares que ahora me propongo compartir en estas crónicas, parciales y desmañadas, pero voluntariosas.

Mi viejo amigo y compañero, el planificador de la ruta, Manolo, comenzó por conducirnos al volante de su carro, metiéndose entre pecho y espalda los 780 kilómetros que median entre Lima y Chiclayo, capital del departamento de Lambayeque a la que  llegamos de anochecida el martes 12 de febrero. Fue complemento esencial y reconfortante de este largo trayecto la compañía de otro viejo amigo y compañero, Pablo, que con el conductor y mi esposa Marie completó nuestra expedición y animó el animado coloquio que mantuvimos durante este hermoso recorrido entre enormes dunas, verdes valles y deslumbrantes orillas oceánicas durante más de doce horas.

Llegando a Chiclayo. Foto R.Puig

Llegando a Chiclayo. Foto R.Puig

Chiclayo fue la base de nuestros primeros dos días de exploración: Complejo arqueológico de Túcume, Santuario Histórico Bosque de Pómac, Museo del Señor de Sicán en Ferreñafe, Museo Nacional de Sipán y Museo Arqeológico Nacional Brüning de Lambayeque.

Complejos arqueológicos y museales. Lambayeque y Túcume. Hojas de ruta del Perú.

Complejos arqueológicos y museales. Lambayeque y Túcume. Fuente “Hojas de ruta del Perú” Wust Ediciones. Lima 2015

El 13 de febrero, salimos de Chiclayo desde el hotel del centro que nos alojaba

Chiclayo. 13 febrero 2019. Foto R.Puig

Chiclayo. 13 febrero 2019. Foto R.Puig

pasando por la muy cercana ciudad de Lambayeque que le da el nombre a este departamento norteño

Lambayeque. Monumento al Señor de Sipán. 13 febrero 2019. Foto R.Puig

Lambayeque. Monumento al Señor de Sipán. 13 febrero 2019. Foto R.Puig

flanqueando abundantes arrozales

Arrozales en Túcume.13 febrero 2019. Foto R.Puig

Arrozales en Túcume.13 febrero 2019. Foto R.Puig

y siguiendo hasta llegar a los primeros objetivos de nuestra visita en Túcume

Entrando en Túcume.13 febrero 2019. Foto R.Puig

Entrando en Túcume frente a la imponente Huaca del Pueblo. 13 febrero 2019. Foto R.Puig

nos dirigimos a su Museo del Sitio, inaugurado hace menos de tres años y reconocido como “el Mejor Proyecto Mundial de Turismo” por la Asociación Británica de Escritores de Viaje, “debido al potencial turístico del sitio y a la labor social que realiza con las comunidades de la zona”.

Es una pequeña joya que nos permite comprender la historia y el contexto del complejo arqueológico de Túcume, poniéndolo en su contexto geográfico.

Un vídeo breve permite entender esta zona de transición entre las culturas Mochica (0 a 1100 d.C.), Lambayeque y Chimú (1100 a 1470 d.C.)

Diagrama de intercambios culturales en la región de Lambayeque. Museo de sitio de Túcume

Diagrama de intercambios culturales en la región de Lambayeque. Museo de sitio de Túcume

El departamento de Lambayeque encierra una inmensa riqueza arqueológica e histórica como lugar de transición en tres poblamientos y culturas sucesivas que se fueron enlazando al ritmo de fenómenos climáticos que siguen hoy en día afectando a la costa norte peruana y que ellos tuvieron que interpretar de acuerdo con una mitología que fue dando sentido a lo que les beneficiaba, les perjudicaba o les destruía.

Diagrama del panteón de los dioses. Museo de sitio de Túcume

Diagrama del panteón de los dioses. Museo de sitio de Túcume

Sus deidades eran variadas en función de su entendimiento del mundo en que vivían.

Copa de las deidades. Túcume. Foto R.Puig

Copa de las deidades. Túcume. Foto R.Puig

Invocaban, ofrendaban y sacrificaban

Cráneos de Mono, Venado y zorro. Túcume

Cráneos de Mono, Venado y zorro. Túcume

a distintas fuerzas sagradas en función de sus necesidades : de subsistencia agrícola

Túcume. La deidad del maiz. Museo del sitio.

Túcume. La deidad del maíz. Reproducción del Museo del sitio.

Huaco de la deidad del maiz. Museo del sitio. Túcume

Huaco de la deidad del maiz. Museo del sitio. Túcume

o marina

Huaco alusivo al maíz.

de sus labores

 

Túcume. La diosa del telar. Reproducción. Museo del sitio.

Túcume. La diosa del telar. Reproducción. Museo del sitio.

o de la interpretación de los tres niveles de su cosmos (celeste, terrestre y subterráneo)

Túcume. La deidad de las esferas. Museo del sitio.

Túcume. La deidad de las esferas. Museo del sitio.

Huaco representando las esferas. Museo del sitio. Túcume

Huaco representando las esferas. Museo del sitio. Túcume

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Construcciones

Pirámide en proceso de excavación en Túcume.13 febrero 2019. Foto R.Puig

Huaca del Mirador, en proceso de excavación en Túcume.13 febrero 2019. Foto R.Puig

El complejo comprende varias pirámides y conjuntos cívicos, religiosos y políticos, en total 26 edificios de adobe de los cuales ofrece una buena explicación este vídeo que se exhibe en el museo del sitio.

Proyecto de las pirámides de Túcume. 13 febrero 2019. Foto R.Puig

Proyecto de las pirámides de Túcume. Foto R.Puig

Tras nuestro paseo por el museo, seguimos en dirección a la huaca del Mirador, a la que no pudimos subir por razones de horario.

Continuaré en la segunda crónica dedicada a la visita a Túcume, hablándoles de los fascinantes bajorrelieves de la Huaca de las Balsas, del Bosque Sagrado de Pómac y del Museo del Sitio del Señor de Sicán, todo dentro de este riquísimo territorio arqueológico.

Pero no sin antes presentarles al perro dormilón del museo que para escapar al calor reinante disfrutaba de su siesta junto a los lavabos

El guardián del museo. Túcume

El guardián del museo. Túcume

Y enviarles un saludo con una deidad que creo recordar representaba algunas fuerzas del mundo subterráneo y que nos miraba sorprendida y no muy satisfecha de su agotadora misión malabarista desde una de las vitrinas del museo

Captura

 

 

 

 

Transiciones peruanas de Lambayeque a Pachacamac : Túcume (y III)

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Arbol milenario. Foto R.Puig

Algarrobo milenario. Bosque Sagrado de Pómac. Foto R.Puig

Con mi indefectible amistad y admiración para el Mudo

Terminamos nuestra visita al complejo de las pirámides de Túcume y nos acercamos al Bosque Sagrado de Pómac que atraviesa el río La Leche, para luego dirigirnos por último al Museo Nacional Sicán en Ferreñafe.

Era el miércoles 13 de febrero del presente año.

Complejos arqueológicos y museos en torno a Lambayeque

Museos y sitios arqueológicos de Lambayeque, Hojas de ruta del Perú, Wust Ediciones. Lima 2015

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En el Bosque Sagrado de Pómac

Al bosque de Pómac (o zona arqueológica monumental de Batán Grande) se le califica de sagrado porque alberga hasta treinta huacas, cuyas estructuras piramidales terminan en una plataforma para usos ceremoniales y religiosos. Dos de estas pirámides truncas han sido investigadas : la Huaca El Oro (donde se halló la tumba del Señor de Sicán) y la de Las Ventanas (donde se encontró el Tumi Lambayeque o Tumi de Oro). Nuestro propósito de visitarlas quedó también truncado, pues hubiéramos tenido que vadear a calzón quitado el río La Leche que, haciendo honor a su nombre, venía crecido por las lluvias en la cordillera y podía darnos sorpresas.

De modo que optamos por detenernos junto al árbol milenario de Pómac (viejo de unos  quinientos años), un algarrobo recostado en su enorme tronco, del que surgen grandes ramas retorcidas. Esta es la especie dominante en este bosque junto a la de los zapotes, que alcanzan más de diez metros de altura.

Tres expedicionarios. Foto R.Puig

Tres expedicionarios. Foto R.Puig

El bosque alberga más de cien especies de aves y es un apreciado observatorio de las mismas.

El bosque de Pómac desde la Huaca de la Merced. Foto R.Puig

El bosque de Pómac desde la Huaca de la Merced. Foto R.Puig

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En la huaca de La Merced

Huaca de la Merced. Foto R.Puig

Huaca de la Merced. Foto R.Puig

Al no poder atravesar el río, nos contentamos con subir a la Huaca  de La Merced, la que , como ha ocurrido en muchas de la huacas peruanas, ha sido ya excavada sin muchos miramientos por los huaqueros o, lo que es lo mismo practicantes del huaqueo, actividad generalmente ilícta y crematistica que consiste en saquear sitios arqueológicos. De ella se nutre el tráfico de hallazgos que a menudo termina en colecciones públicas y privadas esparcidas por el mundo.

Por aquí anduvieron huaqueros. Huaca de la Merced. Foto R.Puig

Por aquí anduvieron los huaqueros. Huaca de la Merced. Foto R.Puig

Se trata de una huaca de grandes dimensiones, lavada por siglos de erosión, pero donde aún se aprecian algunos de los innumerable adobes que la forman.

Formas del adobe en la Huaca de la Merced. Foto R.Puig

Formas del adobe en la Huaca de la Merced. Foto R.Puig

Junto a estas enormes edificaciones inexploradas, de las que hay muchísimas en el Perú, pienso en la importancia que tiene para este querido país la formación de buenos arqueólogos. Uno mismo siente aquí una especie de impulso vocacional, el deseo de participar en las excavaciones e investigaciones que siguen desenterrando la historia de las culturas y civilizaciones peruanas, anteriores al imperio incaico.

En lo alto de esta huaca se entiende que los habitantes de estos parajes de hace más de mil años concibieran la sacralidad de esta floresta, como refugio propiciatorio para sus invocaciones, ceremoniales y sacrificios, destinados a congraciarse las fuerzas de una naturaleza que ciclicamente les beneficiaba o les amenazaba.

El bosque de Pómac desde la Huaca de la Merced. Foto R.Puig

El bosque de Pómac desde la Huaca de la Merced. Foto R.Puig

No sabían a ciencia cierta, como hoy se sabe, que el océano tan cercano determinaba, con las alteraciones periódicas de la temperatura de sus corrientes, su prosperidad o su ruina.

Antes de partir hacia el Museo Nacional Sicán en Ferreñafe, en la vuelta hacia Chiclayo ascendemos al Mirador de las Salinas

Tres expedicionarios en el Mirador de Las Salinas. Foto R.Puig

Tres expedicionarios en el Mirador de Las Salinas. Foto R. Puig (con trípode y disparador automático)

para despedirnos del bosque sagrado.

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Museo Nacional Sicán

Para llegar al museo, la ruta nos conduce a través de los arrozales lambayecanos, que con sus 50.000 hectareas cultivadas producen 350.000 toneladas de arroz al año, el 14 % de la producción peruana.

Arrozales en Lambayeque. Foto R.Puig

Arrozales en Lambayeque. Foto R.Puig

El arroz no fue conocido por los mochicas, pues llegó con los colonos españoles y se comenzó a cultivar con el trabajo de esclavos traídos de África. Así que el Señor de Sicán, cuyo museo vamos a visitar, no tuvo la suerte de probar ni la paella, ni por supuesto el  arroz chaufa, aunque no le faltaron los alimentos de una cultura agrícola y navegante : pescado, maíz, yuca, frejoles.

Entrando en el Museo del sitio del Señor de Sicán en Túcume.13 febrero 2019. Foto R.Puig

Expedicionarios de la “Ruta Moche” llegan al Museo Nacional Sicán, Ferreñafe. Foto R.Puig

Sicán en lengua Muchick (Mochica) según fuentes coloniales quiere decir “Casa de la Luna”. La cultura Sicán se formó alrededor del curso medio del río La Leche (también llamado río Motupe) entre el 750 y el 1375 d.C., con su fase de mayor florecimiento entre el 900 y el 1100 d.C. Es una fusión de la cultura Moche con culturas sureñas (Wari y Pachacamac) además de la influencia por el norte de culturas del actual Ecuador.

Cronología Culturas precoloniales. Norte del Perú

Cronología Culturas pre-coloniales. Norte del Perú. Museo Nacional Sicán

Tuvo un final violento. La capital Sicán sufrió un devastador incendio cuyos indicios han encontrado los arqueólogos. Sus tecnologías y prácticas culturales continuaron en zonas no afectadas, aunque el fenómeno climático que hoy se llama El Niño habría completado la decadencia de las áreas secundarias del territorio de esta cultura, que en sus épocas de auge llegó a compartir sus técnicas del cobre arsenical con la lejana Tiahuanaco y, atravesando la cordillera, alcanzó a ejercer su influencia en las las selvas ribereñas del río Marañón.

Culturas precoloniales. Norte del Perú

Culturas pre-coloniales (orden temporal de izquierda a derecha). Norte del Perú. Museo Nacional Sicán

Los chimús acabarían conquistando a los sicanes en 1375 y llevándose a sus artesanos con sus conocimientos a Chan-Chan, asimilando así los estilos artísticos característicos de la cultura Sicán, motivo por el cual a veces es difícil diferenciar las obras de ambas culturas.

El Señor de Sicán. Reconstrucción. Museo del Señor de Sicán. Lambayeque. Perú

El Señor de Sicán. Reconstrucción. Museo Nacional Sicán. Lambayeque. Perú. Foto R.Puig

Lo que hace la diferencia de este museo es la colección del ajuar funerario (1200 kilos) del llamado Señor de Sicán (que no hay que confundir con el de Sipán).

Imperó entre el 1000 y el 1100 d.C. y su tumba (que no había sido profanada) fue desenterrada entre 1991 y 1992 por arqueólogos japoneses y peruanos en la Huaca de Oro, que hemos arriba mencionado.

Museo Nacional de Sicán. Lambayeque. Perú

Cráneo del Señor de Sicán. Museo Nacional Sicán. Foto R.Puig.

Con la técnicas actuales de reconstrucción facial, se ha logrado modelar el rostro probable de este cacique, por cierto nada tranquilizador,

El Señor de Sicán. Reconstrucción facial. Museo Nacional de Sicán. Lambayeque. Perú

El Señor de Sicán. Reconstrucción facial. Museo Nacional Sicán. Foto R.Puig.

al que obedecían miles de súbditos, quienes entre otras gabelas tenían la de contribuir con su lote anual de adobes para la construcción de las pirámides que pueblan la zona de Batán Grande.

Ubicación de nuestras visitas del 13.02.2019. De un panel del Museo del Señor de Sicán

En su tumba se encontraron los restos de dos mujeres jóvenes y dos niñas, sacrificadas para que le acompañasen en el más allá. Da la casualidad de que, no lejos de su tumba en la Huaca de Oro, en la vecina Huaca de las Ventanas el arqueólogo peruano Dr. Julio C. Tello (“padre de la arqueología peruana”), con ayuda del huaquero local, Hipólito Granados Durand, descubrió a fines de 1936 o principios de 1937 el emblemático Tumi de Oro, que hemos mencionado más arriba, instrumento tradicional de los sacrificios en el Perú pre-colombino.

Más adelante podremos referirnos un poco más a la costumbre de los sacrificios humanos, que puede interpretarse de muchas maneras, ceremoniales u otras. Por el momento, quizás quieran ver a este propósito un documental que resume lo que aquí venimos viendo sobre la civilización mochica y las culturas que con ella estuvieron enlazadas.

Por nuestra parte y tras las visitas a Túcume, al Bosque Sagrado de Copán y al Museo Nacional Sicán, regresamos a Chiclayo.

Regresando a Chiclayo 13.02.2019. Puestos del mercado. Foto R.Puig

Atravesando Chiclayo. Puestos del mercado. Foto R.Puig

Chiclayo es la cuarta ciudad del Perú por su volumen de población, en continuo crecimiento y con bastante desorden urbanístico. En los barrios periféricos se observan masas ingentes de basuras abandonadas, que pienso son signos de sucesivas administraciones municipales incompetentes y quizás de algo más. Es triste, porque la ciudad tiene sus valores y no se merece esto, sus gentes son cordiales y sus calles muy animadas.

Chiclayo 13.02.2019. Vista desde el hotel. Foto R.Puig

Chiclayo. Vista desde el hotel. Foto R.Puig

Llegados a Chiclayo queremos descansar y prepararnos a las siguientes visitas que Manolo ha planeado para nosotros, al Museo Brüning de Lambayeque, a las Tumbas Reales y al Señor de Sipán (no confundir con el de Sicán del que hemos tratado hoy), así como a la Huaca de la Luna, a Chan-Chan, y a la Señora de Cao en el conjunto de El Brujo

En la merecida cena en Chiclayo nos acompaña el tío de uno de nuestros expedicionarios a quien yo no veía desde hace más de cincuenta años y que me dio la estupenda sorpresa de venir a nuestro encuentro desde Piura.

Pablo y su tío en Chiclayo. Foto Marie Puig

Pablo y al fondo su tío, en el restaurante de Chiclayo. Foto Marie Puig

Además nos sirvieron muy buen pescado

El bloguero y su recompensa. Foto Marie Puig

El bloguero y su recompensa. Foto Marie Puig

 

Transiciones peruanas de Lambayeque a Pachacamac. El Museo Brüning

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Museo Brüning. Máscara funerariade la cultura Lambayeque. Foto R.Puig

Museo Brüning. Máscara funeraria de la cultura Lambayeque. Foto R.Puig

El 14 de febrero, de camino a Trujillo, nos detuvimos a visitar el Museo Brüning de Lambayeque. El nombre le viene de un ingeniero mecánico alemán quien llegó joven para trabajar en una hacienda azucarera del Perú y dedicó cincuenta años al estudio etnográfico y arqueológico del norte peruano. Desembarcó en 1875 en el Callao y durante una primera etapa de veinte años y una segunda de veintisiete fue constituyendo una gran colección, hoy expuesta en el museo que lleva su nombre y del que fue el primer director, cuando se instaló en su propia casa en 1921. De llamarse Hans Einrich paso a llamarse Enrique Brüning (1848-1928).

A la entrada del Museo Brüning de Lambayeque. Foto R.Puig

A la entrada del Museo Brüning de Lambayeque. Foto R.Puig

Lo primero que vimos al acercarnos a la entrada del museo fue un grupo de niños y niñas en su clase de tondero 

Clase de tondero. Foto R.Puig

Clase de tondero. Museo Brüning. Foto R.Puig

Algo que casa muy bien con la pasión por las manifestaciones de la cultura regional del quien fuera fundador del museo y además violinista y amante de la música.

El museo en su edificio actual abierto en 1966 alberga los hallazgos de diferentes excavaciones en torno a la ciudad de Lambayeque (el Morro de Etén, Huaca Chotuna, Sipán, etc.) donde a lo largo de varios períodos se cruzan las influencias de las culturas Chavín, Mochica, Chimú e Inca.

De la cultura Lambayeque y Chimú, de un período entre el 750 y el 1350 d.C. datan enterramientos, de los cuales se han coleccionado objetos simbólicos de autoridad o propios del ajuar de personas con poder.

Se puede ver en el museo el de la Gobernante y Sacerdotisa de Chornancap, cuyo palacio se ha ido revelando en la Huaca Chotunaya investigada entre las décadas de 1910 y 1920 por Brüning. La tumba fue descubierta en 2011.

Sacerdotisa de Chornancap. Reconstrucción del Museo Brüning.

Sacerdotisa de Chornancap. Reconstrucción del Museo Brüning.

Rostro cubierto de la sacerdotisa de Chornancap al descubrirse el fardo. Museo Brüning.

Rostro cubierto de la sacerdotisa de Chornancap al descubrirse el fardo. Museo Brüning.

La sacerdotisa y gobernante fue enterrada nada menos que con ocho acompañantes, quienes casualmente tuvieron que abandonar el mundo de los vivos al mismo tiempo que su poderosa señora,

Disposición del grupo del enterramiento de la sacerdotisa de Chornancap. Reconstrucción museo Brüning

Disposición del grupo del enterramiento de la sacerdotisa de Chornancap. Reconstrucción. Museo Brüning

La tumba de la Sacerdotisa de Chornancap. Foto museo Brüning.

La tumba de la Sacerdotisa de Chornancap. Foto museo Brüning.

Otro enterramiento importante es el del llamado personaje de Collud, 

Momia y ajuar funerario del del personaje de Collud. Museo Brüning. Lambayeque. Foto R.Puig

Momia y ajuar funerario del del personaje de Collud. Museo Brüning. Lambayeque. Foto R.Puig

Personaje de Collud. Museo Brüning. Lambayeque. Foto R.Puig

en relación con el cual hay que mencionar el  Proyecto Especial Naylamp-Lambayeque del Ministerio de Cultura del Perú. Es de las excavaciones de la Huaca Collud, encuadradas en este proyecto y dirigidas por el arqueólogo Ignacio Alva Meneses en el distrito de Pomalca, de donde procede el rico fardo funerario de este personaje.

Escalinata dentral de la Huaca Collud. Distrito de Pomalca. Foto Ignacio Alva

Escalinata central de la Huaca Collud. Distrito de Pomalca. Foto Ignacio Alva Meneses

La Huaca Collud es un gran complejo de pirámides, templos, viviendas y talleres de artesanos y de trabajo con metales, vinculado al legendario Naylamp, supuesto fundador mítico de la cultura Lambayeque. El Museo Brüning encierra una impresionante colección de orfebrería de esa cultura, como representaciones sagradas (¿amuletos?) zoomorfas

Amuleto zoomorfo. Huaca Collud. Museo Brüning. Foto R.Puigy signos de autoridad, como narigueras, penachos, collares y pendientes

Simbolos de autoridad. Cultura Lambayeque. Museo Brüning. Foto R.Puig

Simbolos de autoridad. Cultura Lambayeque. Museo Brüning. Foto R.Puig

Last but not least hay que mencionar la colección de spondylus, molusco del que ya hemos hablado en entradas anteriores, muy preciado a lo largo y ancho de las culturas precolombinas del Perú y del Ecuador.

Spondylus. Museo Brüning. Lambayeque. Foto R.Puig

Spondylus. Museo Brüning. Lambayeque. Foto R.Puig


Bibliografía:

Wester La Torre, Carlos,  Chornancap: palacio de una gobernante y sacerdotisa de la cultura LambayequeMinisterio de Cultura del Perú, 2016, 427 páginas (se puede leer también en Google Play)

Transiciones peruanas de Lambayeque a Pachacamac. El señor de Sipán y Trujillo

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Cabeza Señor de Sipán.Museo Tumbas Reales de Sipán. Foto R.Puig

Cabeza del Señor de Sipán. Museo Tumbas Reales de Sipán

En nuestro camino hacia Trujillo, además del Museo Brüning, del que hemos hablado hace dos semanas, tuvimos tiempo para una rápida visita al Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, ubicado también en Lambayeque y uno de los más visitados en la Ruta Moche, en el que no está permitido tomar fotografías.

El plato fuerte del museo es el contenido de la tumba del poderoso señor mochica que le da nombre, quien gobernó su reino amparado por un notable aparato militar. Su sepultura tuvo la suerte de no haber sido saqueada. En 1987 los arqueólogos peruanos peruanos Walter Alva Alva y Luis Chero Zurita la descubrieron intacta.

Reconstruccion del enterramiento del Señor de Sipán. Detalle

Reconstruccion del enterramiento del Señor de Sipán. Detalle

Como ya hemos visto en el caso de la sacerdotisa de Chornancap, estos poderosos personajes de la cultura Mochica o Lambayeque no partían solos al más allá.

Disposición de la tumba del Señor de Sipán. Foto Bernard Gagnon (sitio web del Museo)

Disposición de la tumba del Señor de Sipán en el Museo del Sitio de Sipán. Foto Bernard Gagno.

Otros dignatarios de la Corte del Señor de Sipán le acompañaron al submundo, para asistirle en su existencia en el más allá, desde la que participaban de los avatares del los que aún seguían vivos ahí arriba. De manera que el sacrificio de seres humanos tenía otras funciones, además de las ejecuciones rituales y propiciatorias de prisioneros, guerreros selectos, niños o adolescentes. Con motivo de la visita a Chan-Chan abundaremos en este tipo de prácticas.

Lambayeque. Museo Tumbas Reales de Sipán.

Lambayeque. Museo Tumbas Reales de Sipán.

El Museo de las Tumbas Reales en Sipán (departamento de Lambayeque) se inauguró hace 17 años y evoca la arquitectura de las pirámides mochicas. Por desgracia no están permitidas las fotografías y, además, no tuvimos tiempo para visitar las excavaciones de la Huaca Rajada-Sipán.

Huaca Rajada. Sipán. Lambayeque.

Huaca Rajada. Sipán. Lambayeque.

Es ahí donde más recientemente se inauguró el Museo del Sitio de Sipán, que tiene la ventaja de estar situado junto al conjunto Arqueológico de Huaca Rajada en donde se realizaron los hallazgos  de las tumbas reales y se siguen produciendo otros.

Museo del sitio. Sipán

Museo del sitio. Sipán

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Trujillo

Al anochecer llegamos a Trujillo

Catedral de Trujillo. Foto R.Puig

Catedral de Trujillo. Foto R.Puig

para alojarnos en un hotel de la animada Plaza de Armas.

Trujillo. Plaza de Armas. Foto R.Puig

Trujillo. Plaza de Armas. Foto R.Puig

Salimos por el centro en busca de un restaurante frecuentado por la población local

Trujillo. La noche. Foto R.Puig

Trujillo. La noche. Foto R.Puig

En el camino, el guarda del Palacio Iturregui, fuera ya del horario de visitas, nos deja franquear la entrada para admirar su soberbio patio neoclásico.

Patio del Palacio Iturregui. Trujillo. Foto R.Puig

Patio del Palacio Iturregui. Trujillo. Foto R.Puig

De vuelta a la Plaza de Armas el tráfico ha amainado. Hay que retirarse a recobrar fuerzas para el resto de nuestra Ruta Moche, que incluyó la Huaca de la Luna, la ciudad chimú de Chan-Chan, Huanchaco y la Huaca de la Señora de Cao en el complejo de El Brujo, visitas que contaremos en próximas crónicas.

Trujillo. Complejos arqueológicos.

Trujillo. Complejos arqueológicos. Hojas de ruta del Perú, Wust Ediciones. Lima 2015

La noche del 14 de febrero nos brindó un merecido descanso.

Trujillo. Fachadas de la Plaza de Armas. Foto R.Puig

Trujillo. Fachadas de la Plaza de Armas. Foto R.Puig

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El próximo abordaremos los dos últimos días del programa de nuestra ruta en el departamento de la Libertad, en el Perú, el pasado mes de febrero.

Hoy, 28 de abril, lo que no tiene en vilo son los programas que pretenden marcar la vida de los españoles durante los próximos años. 

 

 

 

 

Transiciones peruanas de Lambayeque al Santuario Arqueológico de Pachacamac, final de nuestra ruta arqueológica.

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Pachacamac. El templo del sol. Foto R.Puig

Pachacamac. El templo del sol. Foto R.Puig

Esta es la décima entrada y la final de las crónicas del recorrido arqueológico que hemos ido narrando desde el 17 de marzo. A pocos kilómetros al sur de Lima, cerca de la desembocadura del río Lurín, se encuentran el pueblo, el museo del sitio y el santuario de Pachacamac, ese que fuera polo de peregrinaciones y de influencia política.

Mapa del emplazamiento del Santuario de Pachacamac. Museo del sitio.

Mapa del emplazamiento del Santuario de Pachacamac. Museo del sitio.

Su ídolo oracular fue respetado y venerado por sucesivas culturas precolombinas desde los inicios del primer milenio. El complejo se erigió como centro religioso de los Lima en un territorio poblado desde hacía milenios. Subsistió inclusive durante el imperio Inca, pasando por la ocupación de los Wari y los Ichma.

Al ídolo de Pachacamac  acudían en consulta señores y reyes desde todos los lugares de lo que hoy es el Peru. La llegada de los conquistadores acabó de forma abrupta con esa tradición secular.

Museo de Pachacamac. El ídolo bifronte. Detalle. Foto R.Puig

Museo de Pachacamac. El ídolo bifronte. Detalle. Foto R.Puig

Queríamos compartir el día con varios amigos que viven en la municipalidad de Pachacamac, por lo que nuestra visita al sitio se limitó a un somero vistazo, aunque precedida de un recorrido detallado del Museo del Sitio fundado por Arturo Jiménez Borja. El recinto actual es una obra arquitectónica muy acertada y perfectamente integrada en el entorno arqueológico. Nos orientó la arquitecta y museóloga Carmen Rosa Uceda, responsable del museo y del recorrido arqueológico del santuario, que tuvo la gentileza de obsequianos con la magnífica obra colectiva Pachacamac. El oráculo en el horizonte marino del sol poniente (Banco de Crédito del Perú, Lima 2017, 337 páginas) que he consultado repetidas veces para la elaboración de estas crónicas.

Botella de estilo epigonal (ss.VII a XI d.C.), Museo del sitio de Pachacamac.

Botella de estilo epigonal (ss.VII a XI d.C.), Museo del sitio de Pachacamac.

El museo cuenta con una extensa colección de piezas de cerámica

Vasija votiva con forma de crustaceo. Museo del sitio de Pachacamac.

Vasija votiva con forma de crustáceo. Museo del sitio de Pachacamac.

y objetos funerarios y votivos

Falsa cabeza mortuoria (ss.VII a XII d.C.), Museo del sitio de Pachacamac.

Falsa cabeza mortuoria (ss.VII a XII d.C.), Museo del sitio de Pachacamac.

Dejamos el santuario con el deseo de volver en el futuro para recorrer, en bicicleta y con guía, el atractivo itinerario arqueológico que se propone a los visitantes.

Falsa cabeza mortuoria (ss.VII a XII d.C.). Museo del sitio de Pachacamac.

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Moraleja

La deidad de Pachacamac, el ídolo que golpearon los primeros soldados españoles que entraron en su capilla, el oráculo que consultaron los señores y reyes de las culturas precolombinas de todos los territorios costeños, andinos y amazónicos hoy ocupados por Ecuador, Perú, Bolivia y el norte de Chile, al que acudieron en peregrinación sus pobladores durante 1500 años, estaba tallado en madera.

Qué le voy a hacer pues, si me hace pensar en otra figura de madera, la de Santiago Apóstol, el de Compostela, al que siguen acudiendo, abrazando y besando desde hace siglos los peregrinos (incluidos reyes, gobernantes y papas) de territorios extensos, aunque algo menores, llegados de toda Europa.

No sé si existe o no un “inconsciente colectivo”, pero que la fascinación por los ídolos en madera es compartida a lo largo y ancho de la historia de la humanidad y por todo el planeta, esto es innegable.

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La municipalidad de Pachacamac merece una visita

Nuestra jornada continuó con una visita al pueblo y a su iglesia y retablo expertamente restaurado

Iglesia del Salvador. Pachacamac. Foto Mochileaperu

Iglesia del Salvador. Pachacamac. Foto Mochileaperu.blogspot

en compañía de nuestro amigo Felix, pachacamino de toda la vida, y con una deliciosa copa de helado de lúcuma de elaboración propia en el frondosos jardín de su casa.

Los sabrosos frutos están al alcance de la mano.

Lúcumas de Pachacamac. Foto R.Puig

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De ahí nos dirigimos a las lomas que rodean el pueblo, áridas en verano y milagrosamente verdes en el húmedo invierno de la costa peruana, para disfrutar de un chapuzón en la piscina de Pepe, otro viejo amigo vecino de la villa,

Panorama desde casa de Pepe. Foto Marie Puig

Panorama desde la casa de Pepe. Foto Marie Puig

quien, antes de dejar Pachacamac, nos agasajó con unas excelentes pizzas en la Trattoria La Bella, de genuina cocina italiana…

Trattoria La Bella. Pachacamac

Trattoria La Bella. Pachacamac

y un café como debe ser en la tostaduría cafetería y tienda natural MamaQuilla. 

Cafetería tostaduría y Tienda Natural MamaQuilla. Pachacamac

Cafetería, Tostaduría y Tienda Natural MamaQuilla. Pachacamac. Foto CafeLab


Bibliografía:

Pachacamac. El oráculo en el horizonte marino del sol poniente, Banco de Crédito del Perú, Lima 2017

Pachacamac. El oráculo en el horizonte marino del sol poniente. Varios Autores, Banco de Crédito del Perú, Lima 2017

 

 

 

El Perú recuerda

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Niños de la comunidad Asháninka. Lugar de la Memoria. Lima Memoria. Lima

Niños de la comunidad Asháninka, que fue esclavizada y diezmada por Sendero Luminoso. Lugar de la Memoria. Lima

Para Carlos Flores

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Tras una visita de tres semanas, el 2 de marzo pasado, un día antes de dejar el Perú, guiado por dos buenos amigos y antiguos compañeros visité en Lima el “Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social“.

Lugar de la Memoria. Lima. Foto Wikipedia Commons

Lugar de la Memoria. LIma. Foto Wikipedia Commons

Es más que un museo, pues tiene la triple misión de ayudar al visitante a que haga suyos los valores que su nombre pregona. Quienquiera que visite Lima debería poner en su programa el recorrido pausado y reflexivo de este espacio destinado, con expresión que tomo de Carlos Flores Lizana, a recuperar Humanidad.

Este recinto museal es una respuesta educativa al trauma nacional que causó la violencia desatada por Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) entre los años 1980 y 2000, a la que respondieron las fuerzas armadas y policiales con una represión a menudo indiscriminada, que a la postre padecieron las poblaciones más pobres del Perú, quienes pagaron el mayor tributo de muerte, destrozo anímico y físico, orfandad y devastación.

Escolares en un aula en zona controlada por Sendero Luminoso. Lugar de la Memoria. Lima

En el velatorio de un escolar víctima de un ataque de Sendero Luminoso. Lugar de la Memoria. Lima

Se dio la terrible paradoja de que fueron profesores y alumnos universitarios de la Universidad de San Cristobal de Huamanga en Ayacucho, imbuidos de un marxismo-maoismo radical y obsoleto, quienes desataron las mayores masacres del Perú moderno y se ensañaron con comunidades campesinas, líderes progresistas, religiosos y agentes de desarrollo de poblaciones modestas en la sierra y la selva, así como en centros urbanos de Lima y su entorno.

Sendero 1

El Lugar de la Memoria explica mediante un ordenado recorrido equilibrado y pedagógico el desarrollo de este periodo que se calcula dejó tras de sí más de 70.000 muertos y que es necesario conocer para entender el curso político actual del Perú.

MRTA 1

El siglo XX ha sido pródigo en horrores generado por lo que Goya ilustró como los monstruos generados por el delirio de la Razón, cuando los seres humanos en vez de armarse de razonamientos se dedican, fanáticos de una u otra ideología, a racionalizar con las armas.

El sueño de la razón. Detalle del grabado. Los Caprichos de Goya

El sueño de la razón. Detalle del grabado. Los Caprichos de Goya

En las postrimerías del siglo pasado no faltaron guerras, conflictos y masacres de carácter étnico, revolucionario o territorial, ni en América Latina y ni en Europa, y desde luego en África y Asia. Pero, si no me falla la memoria, desde las las matanzas de los jemeres rojos en los años setenta no se habían producido empresas criminales de carácter maoista de la dimensión de Sendero Luminoso y sus acompañantes del MRTA, con el agravante de que quienes las iniciaron eran peruanos que se beneficiaban de una educación superior. El 35 % de los condenados por aquellas acciones terroristas eran universitarios, siendo así que la universidad en el Perú la frecuenta sólo el 7 % de la población.

Dibujo propagandístico. Lugar de la Memoria. Lima

Dibujo propagandístico. Lugar de la Memoria. Lima

Asesinaron además de a líderes campesinos y comunitarios y de religiosos y religiosas, a numerosos maestros de escuela y educadores, siendo así que el 50% de las escuelas del país, las de las clases más desfavorecidas carecen de los servicios más básicos y es una labor heroica la de educar en locales sin agua, luz ni electricidad. 

El día 7 de setiembre en la Florida, en el valle de Yurinaqui, cerca al río Ene, SL asesinó a seis personas y a una hermana del Buen Pastor: María Agustina Rivas López, de Parinacochas (Ayacucho). Fue, según tengo noticia, a las 3 p.m. que entró en el pueblo la columna dirigida por una chica pero había un hombre mayor que dirigía la acción. La columna se dirigió decidida a la casa de las hermanas y preguntaron por la hermana Nilda a quien yo sé que le tenían ganas de matar por ser directora del colegio. Como no estaba detuvieron y llevaron a la plaza frente a una pared juntas a seis personas.

Hicieron que se reuniera el pueblo y comenzó el “juicio popular” y las acusaciones. En definitiva “estar en contra del Partido” haciendo cosas a favor del pueblo : desarrollo, organización, catequesis etc.

Después como de 2 horas la chica que tendría 17 años les fue disparando en la cabeza. La última fue la hermana que además había pedido que les perdonaran la vida a los que Sendero venía a matar.

Obligaron a que nadie se acerque a los muertos. Medida de escarmiento ejemplar usada por estos infelices.

Foto Lugar de la Memoria. Lima

Foto Lugar de la Memoria. Lima

Una joven estudiante de las hermanas vio todo lo que pasó porque tuvo la suerte de no ser vista ni buscada por estos asesinos. Esa noche llovió abundante. La joven pudo salir de sus escondite y fue donde los cuerpos y les puso en la boca un poquito de una hostia consagrada. Estas hermanas no tienen párroco permanente, sólo les dejaban un copón con hostias como para cada mes.

Una familia conocida de la hermana Nilda fue a La Merced para avisarle de que no subiera ya que era ella a quien buscaban matar. Al regreso, esta familia de papá, mamá y dos niños fue asesinada. Los niños fueron raptados por SL y no se conoce el paradero de estos dos inocentes. Fue terrible esta matanza ya que fueron degollados delante de los niños, según me contaron, los gritos de dolor se oyeron en toda la subida del bosque. Al día siguiente como a las 5 de la tarde recién pudieron lavar y enterrar a los ocho muertos, en el cementerio del pueblo.

“Diario de Vida y Muerte. Memorias para recuperar Humanidad”, Carlos Flores Lizana, CADEP José María Arguedas y Centro Bartolomé de las Casas, Cuzco, 2004, 338 pp., págs. 278-279

[NB: el autor se refiere al mes de setiembre de 1990]

Cementerio en la sierra peruana. Foto Lugar de la Memoria. Lima

Cementerio en la sierra peruana. Foto Lugar de la Memoria. Lima

Los primeros años de la respuesta del ejército fueron también devastadores entre la población de los departamentos de la sierra central y de la selva, lo que sólo empezó a cambiar cuando los “Comités de Defensa” y las “Rondas campesinas” que funcionaban desde 1982, fueron reconocidas en 1986 y empezaron a ser apoyadas desde 1989 por una política gubernativa revisada.

Respecto a la relación de los cuarteles y las comunidades campesina como de los pueblos donde ellos se asentaban, pude ver e informarme de que ocupaban centros educativos, templos, locales comunales, etc. Obligaban a la gente que se quedaba en la zona a que les sirvieran, trayendo leña, haciendo adobes para las paredes y defensas que instalaban. El abuso de ellos sobre la población civil fue muy grande de tal manera que era un verdadero ejército de ocupación y no defensores de los pobladores. Cometían abusos sin fin, hasta evidentemente llegar a violaciones de mujeres y niñas, extorsión para conseguir comida, amenazas de muerte, insultos, etc. De esta mala relación con los civiles es de donde Sendero consiguió colaboración, ya que el desprecio y la prepotencia resiente a cualquiera y más a un pueblo de siglos despreciado y minusvalorado por los grandes, importantes y normalmente de raza blanca o mestiza. Muchas veces los senderistas eran protegidos por los campesinos  no sólo porque eran sus paisanos sino porque ellos “vengaban” los abusos de los malos militares que había. La marina fue la de peor recuerdo en este sentido, eran según lo recuerdan los campesinos que los padecieron, unos malvados, los más crueles y sin entrañas. Por eso los años 83-84 fueron para los ayacuchanos los dos primeros años más atroces, después bajó un poco el conflicto y nuevamente se encendió entre los años 88-89. Los marinos se encargaron de la ceja de selva en la guerra antisubversiva, es decir Huanta y la selva de Ayacucho que colinda con Cusco y Junin.

Carlos Flores Lizana, obra citada, pág. 290

Bordado anónimo. Lugar de la Memoria. Foto R.Puig

Bordado anónimo. Lugar de la Memoria. Lima. Foto R.Puig

De lo que ocurrió en estos años negros que ensangrentaron la vida de los peruanos y determinaron los avatares de la política y de la sociedad en años sucesivos, y aún siguen pesando sobre la democracia del Perú, se llevó a cabo una investigación por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el resultado de la investigación y las recomendaciones se pueden leer en su Informe.

Bordado anónimo. Lugar de la Memoria. Lima. Foto R.Puig

Bordado anónimo. Lugar de la Memoria. Lima. Foto R.Puig

Tanta violencia e insania acabó con la vida muchos niños y dejó numerosos huérfanos, víctimas en las que no puedes dejar de pensar a lo largo de la visita.

Chuyo de un niño víctima de la violencia Lugar de la Memoria Lima. Foto R.Puig

Los que sobrevivieron han crecido, muchos de ellos refugiados en barriadas de las ciudades de la costa peruana. Tras todo lo sufrido están llamados a ser protagonistas de un Perú más justo y fraterno.

….

Epílogo para hoy

Quienes entonces eran niños se pondrán hoy frente al televisor, pendientes del equipo nacional de fútbol del Perú que jugará esta tarde frente a Brasil en el estadio de Maracaná la final de la Copa América. Con tal motivo quiero acabar con un canto que se ha convertido con el paso de los años en una especie de himno nacional alternativo. Lo pueden escuchar, cantado por su creador, pinchando aquí

¡Contigo Perú!

Lo que me gusta en particular de este himno popular es que no celebra victorias, ni batallas, ni derramamientos de sangre, es que ese “contigo” no es excluyente, no es contra nadie o contra quien no es peruano, no es supremacista, ni de raza, no sirve para desfilar al paso, se puede cantar con sano orgullo ciudadano (bien sabido es que cuando los himnos o las banderas sirven para excluir, para ir contra otros, para la guerra, para el desprecio, entonces estamos en la mala pendiente de la Historia).

Imagino que la hinchada peruana lo cantará esta tarde. Así que, sea que la selección de fútbol nacional pierda o gane, les deseo a mis amigos peruanos lo que, refiriéndose a los tesoneros futbolistas peruanos comentaba ayer un arequipeño amigo mío de toda la vida y que más que amigo es un hermano:

ojalá que ese juego, bonito, limpio y humilde lo contagien a la política

 

 


El retrato en la “Edad de Oro”danesa (I) (Fisionomías XXIX)

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Wilhelm Marstrand. Las hijas del hermano con su niñera Justina. Detalle de Justina., 1857. Museo Nacional de Arte. Copenhagen

Wilhelm Marstrand. “Sobrinas del artista y su niñera Justina”,1857, detalle. Foto R. Puig

El pasado fin de semana volví al Museo Nacional de Estocolmo que había estado cerrado para renovación durante seis años. Tiene una amplia colección que incluye obras de enorme valor y se puede explorar en la página web del museo o en Wikimedia Commons. Hace poco más de tres años había mostrado aquí algunas de las obras maestras del retrato de la colección permanente con motivo de una exposición en la Real Academia Sueca de Bellas Artes.

Museo Nacional. Estocolmo. Acceso a la segunda planta. Foto R.Puig

Museo Nacional de Estocolmo. Acceso a la segunda planta. Foto R.Puig

 

Hoy comienzo con cuatro artistas la crónica de una magnífica exhibición temporal dedicada a la llamada “Edad de Oro” de la pintura danesa durante gran parte del siglo XIX, englobada en una época de auge no sólo de las artes plásticas, sino también de la Música, la Ciencia, la Literatura, la Filosofía, la Arquitectura, el Ballet, el Derecho, etc. Seguiré más adelante con otros artistas, hasta completar los doce que he seleccionado. Me voy a limitar a los que nos dejaron los rostros de profesores artistas, gente común, niños y adultos del siglo XIX en Dinamarca, si bien la exposición, más allá de los retratos, comprende abundantes cuadros académicos, paisajísticos, históricos, mitológicos y costumbristas.  Las obras que comento provienen del Museo Nacional de Copenhague y del Museo Nacional de Estocolmo.

1

Christoffer Wilhem Eckersberg  (1783-1853)

Christoffer Wilhem Eckersberg. Edipo y Antígona, 1812. Detalle. Museo Nacional de Arte de Estocolmo.

Christoffer Wilhem Eckersberg. Edipo y Antígona, 1812. Detalle. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

Cuando Eckersberg pinta este cuadro de contenido mítico reside en París. Con 29 años está buscando su camino en pleno auge del neoclasicismo en Francia. Su dominio de las luces y la sombras y de la fisionomía de las emociones se ha consolidado en contacto con la sobriedad solemne de la pintura imperial (David) y la psicología de los retratos (Gérard).

Christoffer Wilhem Eckersberg. El gobernador Lund. Detalle. Museo Nacional de Arte de EStocolmo.

Christoffer Wilhem Eckersberg. El gobernador Lund. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

La influencia francesa de los pintores del imperio se aprecia claramente en el retrato de este gobernador danés, cuyos cabellos están dispuestos según la moda capilar de los varones revolucionarios de la Francia napoleónica. Un retrato objetivo y realista de una autoridad que no trasluce emociones y que deja sospechar el amor por la disciplina, aunque esté por ver si lo compartían quieren fuesen sus subalternos.

Christoffer Wilhem Eckersberg. La familia Nathanson, 1818, detalle. Museo Nacional de Arte de Copenhagen..

Christoffer Wilhem Eckersberg. La familia Nathanson, 1818, detalle.  M.N. Copenhague. Foto R.Puig

No así, sino suavemente emotivos, son los rostros del matrimonio Nathanson, un detalle del gran lienzo familiar, que se retrataron con sus cuatro hijas. Hacia ellas se dirige la mirada solícita de la madre (¿reto importante el de casar con acierto a cuatro hijas?),  mientras el padre esboza una sonrisa como expresando discretamente su felicidad de pater familias a la espera de cuatro yernos convenientes.

Christoffer Wilhem Eckersberg. La familia Nathanson, 1818, detalle. Museo Nacional de Arte de Copenhague

Christoffer Wilhem Eckersberg. La familia Nathanson, 1818, detalle. M.N.Copenhague.  Foto R.Puig

Christoffer Wilhem Eckersberg. La familia Nathanson, 1818, detalle. Museo Nacional de Arte de Copenhague

Christoffer Wilhem Eckersberg. La familia Nathanson, 1818, detalle. M.N. Copenhague. Foto R.Puig

La disposición y formas de los rostros refleja el influjo de pintores como François Gérard o Jacques-Louis David, aunque sin la audacia y la solemnidad de ellos, con una contención y ternura que le fueron propias al artista danés.  Otras obras suyas lo acreditan como un virtuoso del dibujo pictórico, en el que se puede identificar la influencia de Ingres.

Christoffer Wilhem Eckersberg. Una ciociara, campesina romana, 1816. Detalle. Museo Nacional de Arte de Estocolmo.

Christoffer Wilhem Eckersberg. Una ciociara, campesina romana, 1816. M.N.Estocolmo. Foto R.Puig

Algo que está patente en el retrato de la ciociara, ataviada con su vestido regional, realizado durante el último de los tres años en que trabajó entre Florencia y Roma, si bien aquí su realismo clásico se remonta a la influencia de Rafael.

Eckersberg llegó a director de la Academia Danesa de Bellas Artes y se le considera el “Padre de la pintura danesa”.

2

Christian Albrecht Jensen (1792 -1880)

Retratista prolífico, que vivió de su oficio, así como incansable viajero entre Austria e Italia, para el posaron los protagonistas de aquella época dorada de los artistas, literatos y profesionales daneses. Contrariamente a Eckersberg con su compostura neoclásica, este pintor de raigambre danesa y alemana consiguió su popularidad gracias a su habilidad para trasponer en el lienzo la varia psicología de sus personajes,

Christian Albrecht Jensen. La profesora Elisabeth Christine Sophie Horrewob,1826. Museo Nacional de Arte de Estocolmo.

Christian Albrecht Jensen. La profesora Elisabeth Horrewob,1826. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

Este es el caso de la afabilidad y perspicacia que derraman los ojos de la profesora Horrewob, ataviada con hábitos y cofia caseros sin prosopopeya alguna, a pesar de su estatus de docente. Cualquiera de nosotros estaría satisfecho de tenerla por tía.

Christian Albrecht Jensen. El arquitecto Konstantin Andreevich Thon, 1840.Museo Nacional de Arte de Estocolmo.

Christian Albrecht Jensen. El arquitecto Konstantin Andreevich Thon, 1840. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

El retrato del arquitecto Andreevich Thon rezuma energía y seguridad en sí mismo. No era para menos pues Nicolás I (1796-1855) le había confiado la construcción de la catedral de Cristo Salvador y del Palacio del Kremlin en Moscú en una época de intensa revitalización del nacionalismo ruso y de la arquitectura rusa monumental promovidos por aquel Zar del Imperio Ruso y Rey de Polonia.

3

Ditlev Blunck, (1798-1853)

De nuestro siguiente pintor sólo he elegido un detalle del retrato de un colega en artes, un joven y experto grabador, Carl Edvard Soonne (1804-1878), mucho más longevo que su retratista.

Ditlev Blunck. El grabador Carl Edvard Soonne, 1826, detalle. Museo Nacional de Arte. Copenhague.

Ditlev Blunck. El grabador Carl Edvard Soonne, 1826, detalle.  M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Destacan en el cuadro en su totalidad los instrumentos y trabajos del grabador en cobre.

Ditlev Blunck. El grabador Carl Edvard Soonne, 1826. Museo Nacional de Arte. Copenhague.

Ditlev Blunck. El grabador Carl Edvard Soonne, 1826. Foto R.Puig

Blunk viajó y trabajó en Italia y realizó numerosas telas de estilo romántico y de contenido histórico y bíblico (misticismo nazareno). Su vida como danes fue contradictoria. De hecho, su época formativa decisiva, tras estudios de Arte en la Academia de Copenhague, fue la de Academia de Bellas Artes en Munich. Además de pasar largas temporadas de trabajo en Alemania y en Roma, en la I Guerra (1848-1852) de Schleswig (el ducado danés de habla alemana donde había nacido) combatió del lado alemán. ¿Fue ello debido a su expulsión de Dinamarca en 1841 por actos homosexuales?

4

Emilius Ditlev Bærentzen (1799-1868)

Este pintor fue inicialmente un autodidacta, empleado farmaceutico primero, funcionario danés en la isla de Sant Croix en las Indias Occidentales, que era danesa por entonces, abogado más tarde en Dinamarca, estudiante de Bellas Artes en Copenhague y al final pintor y litógrafo muy solicitado.

Emilius Ditlev Bærentzen. Familia del artista, 1830. Museo Nacional de Arte de Copenhagen..

Emilius Ditlev Bærentzen. La familia del artista, 1830. M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Como retratista no le faltó trabajo. En el estudio que traemos aquí, están retratados su padre, sus hijos y su esposa. La amabilidad de sus retratos de familias de clase media explican su éxito.

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Breve nota sobre la época 

La “Edad de Oro” danesa en el siglo XIX no comenzó en una época de paz. Desde 1801 los ingleses ya estaban en guerra abierta contra los daneses. Testimonio del ataque más trágico es uno de los cuadros de la exposición que hemos visitado en Estocolmo, el del brutal bombardeo británico el 4 y 5 de setiembre de 1807 de una desguarnecida Copenhague, capital a la sazón del Reino de Dinamarca-Noruega, al que la Gran Bretaña quería forzar a dejar su neutralidad en la guerra que mantenía contra Napoleón.

Christian August Lorentzen. La noche más terrible,1807-1808. M.N.Copenhague

Christian August Lorentzen. La noche más terrible,1807-1808. M.N.Copenhague. Foto R.Puig

Más de 6000 proyectiles de cañón y bombas incendiarias cayeron sobre la población matando a cientos de civiles, hiriendo a miles y destruyendo alrededor de 1000 edificios. Se considera como el primer bombardeo sobre población civil de la historia moderna.  Christian August Lorentzen  (1746-1828), el pintor de “las guerras inglesas” contra Dinamarca, retrató la tragedia a poco de ocurrir.

Un aspecto menos conocido es que los avatares de la invasión napoléonica en España se tradujeron en el envío de un contingente español en 1807 en apoyo a Napoléon en Dinamarca y contra los ingleses, que es bienvenido en las costas danesas en marzo de 1808 (13 355 hombres, 3088 caballos, 25 cañones, 116 mujeres, 69 niños y 49 criados). La historia de las peripecias de esa expedición al cambiar las tornas en España el 2 de mayo de 1808 y de la llamada, pero no ocurrida, guerra entre España y Dinamarca son complicadas y curiosas.

El siglo siguió siendo agitado y bélico para los daneses. En 1814 Noruega se desgajaría de Dinamarca para establecer una unión con Suecia. Para colmo, con la invasión prusiana,  tras una guerra desastrosa y traumática para la nación, Dinamarca perdía los ducados de Schleswig y Holstein en 1866.

Moraleja : no siempre las edades de oro coinciden con las de paz.

Nosotros continuaremos con nuestros pacíficos retratistas en las crónicas siguientes…

 

 

 

El retrato en la “Edad de Oro”danesa (II) (Fisionomías XXX)

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Christoffer Wilhem Eckersberg. Claro de luna en una calle. 1838. Museo Nacional de Arte de Copenhagen..

Christoffer Wilhem Eckersberg. Claro de luna en una calle. 1838. M.N.Copenhague. Foto R.Puig

Decíamos el pasado domingo que no siempre las edades de oro coinciden con las de paz. Pero la paz tiene diversos sentidos, no sólo la falta de guerra, sino también eso que solemos llamar la paz interior. El grabado que encabeza esta entrada es uno de los pocos que realizó Christoffer Wilhem Eckersberg, de quien ya hemos tratado y que, además de ser considerado “el padre de la pintura danesa”, fue un experto en el arte de la perspectiva y un profesor de la misma materia. Lo que me llama la atención es que la calle parece un callejón sin salida, un poco como las situaciones en las que colocó a la filosofía, también en Dinamarca y también en esa “Edad de Oro”, el autor de Temor y temblor, es decir Søren Kierkegaard (1813-1855), quien, a juzgar por todas las obras que escribió (firmadas o bajo seudónimo) a partir de cuando se conocen las primeras, debió de estar escribiendo día y noche durante 14 años.

Si el filósofo estaba tan angustiado y desesperado como expresan sus obras, esa es una cuestión sobre la que no se ponen de acuerdo los estudiosos, pero la época de oro danesa a la que alude la exposición que estamos comentando fue también el substrato de otras guerras interiores de las que siguió tratando la filosofía de la existencia durante más de un siglo.

Pero volvamos a nuestros pintores de aquella edad dorada…

Martinus Rørbye (1803-1848)

Aunque es sobre todo conocido como un gran pintor de paisajes y escenas exóticas, en los que influyeron sus incansables viajes por Escandinavia, Italia, Grecia y Turquía, siempre encontró tiempo para retratar a su madre en repetidas ocasiones, incluido este retrato de su progenitora poco antes de la muerte del pintor (ella le sobrevivió tres años).

Martinus Rørbye. La madre del artista, 1848, detalle. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

Martinus Rørbye. La madre del artista, 1848, detalle. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

Como otro testimonio de un siglo en que las fuerzas navales de Dinamarca fueron humilladas por la armada británica, dejó el retrato de un marino danés en uniforme, cuya expresión habla de recuerdos tristes

Martinus Rorbye. Viejo marino sentado en un cañón, 1826, detalle. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

Martinus Rørbye. Viejo marino sentado en un cañón, 1826, detalle. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

El viejo combatiente está sentado en la cureña de un cañón. Quién sabe si el parapeto de madera que le sirve de fondo indica que el marino jubilado se halla en el que fue su buque de guerra, fuera ya de servicio y arrumbado en algún muelle de Copenhague.

Martinus Rorbye. Viejo marino sentado en un cañón, 1826, detalle. M.N. Estocolmo. Foto R.Puig

Pero el siglo todavía le reservaba a su país nuevos desastres…

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Albert Küchler (1803-1886)

Si Rørbye no fue longevo, lo contrario le ocurrió a Küchler, quien vivió casi ochenta y tres años, de los cuales cincuenta en Roma -¡bendita dieta mediterránea!- donde fue un activo miembro de la colonia de artistas daneses como pintor de retratos y escenas cotidianas de género romano. Tras su conversión al catolicismo, se especializó en lienzos de carácter religioso.

Albert Küchler. Escena romana. 1833. Detalle. M.N.Copenhague. Foto R.Puig

Albert Küchler. Escena romana. 1833. Detalle. M.N.Copenhague. Foto R.Puig

Su pintura es realista y, a mi modo de ver, su composición es clásica y  rafaelita.

Albert Küchler. Escena romana. 1833. Detalle. M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Albert Küchler. Escena romana. 1833. Detalle. M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Las dos escenas son parte del mismo cuadro

Albert Küchler. Escena romana. 1833.

 

Tras residir tres años en Silesia, Albert Küchler, que había ingresado en la Orden de San Francisco, pasó los últimos años de su vida en un monasterio romano, donde fue autorizado por el Papa a seguir pintando hasta su muerte.

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Constantin Hansen (1804-1880)

Nuestro siguiente pintor, en sentido contrario al precedente, nació en Roma aunque creció en Viena, donde su padre, Hans Hansen, conocido retratista, había retratado a los hijos de Mozart y a la viuda del genio, Costanza, que fue la madrina en el bautizo del pequeño Constantin. Cuando sólo contaba un año de edad la familia retornó a Copenhague. Con tales principios no es extraño que fuese soñador, pues se dedicó a pintar motivos literarios, históricos y sagas de la mitología nórdica. Lo traigo a mi selección porque también fue un excelente retratista.

Los retratos de sus hermanas recuerdan que, con solo veinticuatro años, el pintor se hizo cargo de ellas al morir de tifus los padres.

Constantin Hansen. Las hermanas del artista, 1827. Detalle. M.N.Copenhague. Foto R.Puig

Constantin Hansen. Las hermanas del artista, 1827. Detalle. M.N.Copenhague. Foto R.Puig

Además de ocuparse de sus tres hermanas el pintor se casó a los cuarenta y dos años. Su esposa Magdalene Barbara Købke era hermana de Christen Købke, artista del que trataremos enseguida. Tuvieron trece hijos, cuatro de los cuales murieron con menos de un año y otro a los diecinueve en un naufragio.

Constantin Hansen. Meta Magdelene Hammerich y la hija del artista Kristiane, Detalle, 1861 M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Constantin Hansen. Meta Hammerich y la hija del artista Kristiane, 1861 M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Kristiane Konstantin-Hansen (1848-1925) es la hija mayor del pintor que aparece en este cuadro. Andando el tiemp, se convirtió en una famosa artista del tapiz y activa protagonista del movimiento feminista y sufragista danés.

Kristiane Konstantin Hansen. Wikipedia

Kristiane Konstantin Hansen. Wikipedia

Ser la hija mayor de una familia tan numerosa, en la que hubo tantos momentos duros, debió tener algo que ver con su extraordinario temple y su carácter emprendedor. Sus padres influyeron seguramente en la vocación artística no sólo de la hija mayor, sino también en la de otra hija, diez años más joven, Elise Konstantin-Hansen (1858-1946), que llegó también a ser una reputada pintora y ceramista. 

Constantin Hansen. Retrato de su hija Elise. Colección particular. Foto Wikipedia.

Constantin Hansen. Retrato de su hija Elise. Colección particular. Foto Wikipedia.

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Christen Købke  (1810-1848)

Recibió, a poco de casarse una beca de la Academia para viajar a Italia, con lo que se despidió de su esposa y en Roma se reunió con el hermano de ella, escultor, y con otros artistas suecos. Durante varios meses viajó por el sur de Italia con el también cuñado Constantin Hansen  (casado con su hermana) dibujando y pintando paisajes al aire libre. Terminado su Grand Tour italiano retornó con su paciente esposa. Por desagracia el pintor moriría ocho años más tarde de pneumonía. No fueron sus paisajes los que le dieron de comer, sino la herencia familiar, sus retratos y la decoración del Thorvaldsen Museum en Copenhague.

Antes de estos viajes, había ya realizado abundantes retratos, como los que aquí mostramos…

Christen Kobke. El pintor paisajista Frederik Sodring. 1832. Detalle. Colección Hirschprungske. Copenhagen. Foto R.Puig

Christen Købke. El pintor Frederik Sødring. 1832. Detalle. Col. par. Copenhague. Foto R.Puig

En este, el amigo y colega Frederik Sødring aparece con sus trebejos de pintor y al fondo alguno de sus dibujos. Era costumbre que unos pintores retratasen a otros como quien dice “con las manos en la masa”.

Christen Kobke. El pintor paisajista Frederik Sodring. 1832. Colección Hirschprungske. Copenhagen.

El retrato del temperamental y admirado escultor Hermann Ernst Freund  (1786-1840) se rige también por esas pautas.

Christen Kobke. El escultor Hermann Ernst Freund, 1838. Real Academia de Bellas Artes. Copenhagen

Christen Købke. El escultor Hermann Ernst Freund, 1838, detalle. Real Academia de Bellas Artes. Copenhague. Foto R.Puig

El escultor está pensando en su obra y tiene ante sí el modelo en arcilla de su escultura de Odin.  Abstraído en su tarea y en ropa de trabajo, no mira al retratista,

Christen Kobke. El escultor Hermann Ernst Freund, 1838. Real Academia de Bellas Artes. Copenhagen.Foto R.Puig

Como Martinus Rørbye había hecho pocos años antes, también retrató a un viejo marino danés con el rastro de los muchos años de navegación de un lobo de mar sobre el rostro.

Christen Kobke. El viejo marino. 1832.Museo Nacional de Arte. Copenhagen.

Christen Købke. El viejo marino. 1832, detalle. M. N. Copenhague. Foto R.Puig

La piel de la anciana campesina, cuadro también realista del mismo año, está marcada por una vida de labores rurales y domésticas.

Christen Købke. Anciana campesina.1832.Museo de Arte de Randers..

Christen Købke. Anciana campesina.1832.Museo de Arte de Randers. Foto R.Puig

Por hoy y para terminar, nos quedamos con el retrato del Profesor Frederik Christian Sibbern  (1785-1872) un filósofo de gran renombre en la Dinamarca de su época autor de obras de Lógica, Psicología, Cosmología y Filosofía Moral.

Christen Købke. Profesor Frederik Christian Sibbern, 1833. Detalle. MN. Copenhague.

Christen Købke. Profesor Frederik Christian Sibbern, 1833. Detalle. M.N. Copenhague. Foto R.Puig

Fue realizado por Købke a lápiz. Era un encargo del profesor para ser trasladado al grabado, lo que permitía una edición de su imagen destinada a los alumnos. ¿Quién de ellos sería capaz de descuidar la preparación de los exámenes bajo una mirada tan inquisitiva como la suya?

Continuará…

 

De abril en Madrid

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Francesco Albani 1604 – 1605. San Juan Evangelista. Detalle de «Los apóstoles alrededor del sepulcro vacío de la Virgen». Museo de Arte de Cataluña, exposición en el Museo Nacional del Prado de Madrid.

He pasado una semana en la Comunidad de Madrid, donde la primavera, caprichosa como de costumbre, ha alternado el frío y el calor, la lluvia y el cielo azul.

Azul es también el manto de San Juan Evangelista, quien boquiabierto mira a los cielos, se supone que palestinos, pues la Virgen María, en vez de quedarse a reposar en su sepulcro, ha sido abducida hacia el empíreo, para hacer compañía al Padre Eterno, junto a Jesús, su hijo resucitado.

El rostro de San Juan puebla estos días de grandes carteles las calles de Madrid, pregonando una exposición temporal del Museo del Prado, dedicada a los frescos de la Capilla Herrera en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma, obra que el banquero y mecenas Juan Enríquez de Herrera, que le dio su nombre, encargó a principios del siglo XVII a Annibale Carracci y que éste realizó con el importante concurso de su colaborador Francesco Albani y de algunos otros pintores que ayudaron a aquel maestro, de la familia de artistas boloñeses Carracci, quien gozaba de las preferencias de los papas.

Cuando aquella capilla ya amenazaba ruina, uno de los más destacados extractores de frescos del siglo XIX, Pellegrino Succi, dirigido por el escultor español afincado en Roma Antonio Solá, en 1850 separó de la pared, para fijarlas sobre tela, la serie de escenas dedicada a la vida de San Diego de Alcalá y otros aspectos de la Historia Sagrada.

No abundaré más sobre la historia de estas obras y su regreso a España, pues está detallada abundantemente en internet. En mi caso traté de conseguir entrada para ver la exposición, pero estaba todo vendido para los días de mi estancia y me he tenido que contentar con el catálogo que conseguí en una librería de Chamberí y que estoy leyendo con fruición. La imagen del rostro de San Juan es mi foto de un gran cartel que había en la calle cerca de la fachada del museo.

Volviendo al azul, les obsequio con algún retazo del cielo madrileño, sobre la plaza de Alonso Martínez, cuando la lluvia decidió darnos un descanso.

Plaza de Alonso Martínez. 29 de abril. Foto R. Puig
Plaza de Alonso Martínez. 29 de abril. Foto R. Puig

Y otra imagen de la salida de la carretera de la Coruña en dirección a la sierra de Guadarrama que tomé desde el autobús de línea que asciende hacia Torrelodones, Galapagar y Colmenarejo

Carretera de la Coruña el 24 de abril. Foto R. Puig

No me acerqué esta vez a dar un paseo por Madrid Río, obra pública excelente, debida al tesón de un buen alcalde, que ha mejorado la vida de los ribereños del Manzanares y de todos los madrileños que ahora pasean por ese extenso parque, donde antes imperaba un largo tramo de una ruidosa autopista de circunvalación, la M30, ahora cubierta.

Pero sí que estuve el el Museo de Historia de Madrid, cuya visita me recomendó la Sra. Sonia, quien regenta un castizo quiosco de periódicos en la acera de la calle Génova 16, y sabe mucho de la ciudad que me vio nacer. Así que esta vez no les muestro el Manzanares tal que hoy se ve, pero les puedo sin embargo obsequiar con una escena de nuestro río como lugar de baño y regocijo en el siglo XVII.

Baños en el Manzanares junto al «Molino Quemado», óleo atribuido a Francisco Castello, 1634-1637, detalle. Museo de Historia de Madrid.

Los madrileños ya habían inventado las playas naturistas hace casi cuatro siglos.

De paseo por Estocolmo (1)

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Museo Etnográfico. Estocolmo. Fuente: web del museo

Actualmente, de visita a Estocolmo, dejo aquí algunas impresiones del primer paseo… Por la mañana visité el Museo Etnográfico, del cual las siguientes son breves impresiones, aunque merece muchas más.

Fetiches. Museo Etnográfico. Estocolmo. Foto R. Puig

Sus vitrinas están organizadas por temáticas y reúnen objetos de varias culturas, en tal modo que reflejan substanciales convergencias a pesar de las distancias en el tiempo y en el espacio. Si bien hay algunas excepciones para colecciones especialmente abundantes, que proceden de expediciones históricas de exploradores y antropólogos.

Hay además objetos conservados en cajoneras, que el visitante puede abrir, y muchas pantallas táctiles por las que se puede acceder a la información y ficha de cada pieza, e incluso a las conservadas por millares en los almacenes del mueso que no caben en las vitrinas.

Utensilios para peinarse. Museo Etnográfico. Estocolmo. Foto R. Puig

Por la tarde ya oscura de la ciudad se pueden encontrar diversas imágenes en sus escaparates, por ejemplo, con objetos abigarrados que quizá algún día aparecerán recogidos en las vitrinas de los etnólogos de algún museo.

Bisutería. Estocolmo. Foto R.Puig

Y si entramos al mercado de Östermalm

En el mercado. Estocolmo. Foto R. Puig

Donde hay fascinantes expositores de vituallas, también hay algunos comensales que aparecen como en un cuadro de Edward Hooper

En el mercado. Estocolmo. Foto R. Puig

Y rostros propios de un museo de Ciencias Naturales

En la pescadería del mercado. Estocolmo, Foto R. Puig

Este rape no está aún cocinado, pero hay tabernas en la que podemos comer una genuina pizza italiana.

En una de ellas nos espera Sandro…

Sandro y su horno en la Trattoria «Il Brillo». Estocolmo, Foto R. Puig

Buona notte !

De un viaje a Irlanda (VIII). Cork (2): miscelánea con algo de Arte.

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Cork 28 de junio del 2023. Desde la barra del pub. Foto R. Puig

En Cork hay como en otras ciudades de Irlanda un lugar, el pub, que por las tardes reúne para una pinta de Guinness o un whisky Jameson, por poner dos ejemplos, a locales y foráneos, que además aprecien la música popular irlandesa. En el penúltimo de mis atardeceres en Cork, después de una merienda cena sin mayor historia, me senté en la barra del pub de la esquina cercana a tomar una cerveza (discreto tamaño de caña) atraído por el sonido del acordeón, unido al de la guitarra española de uno de los dos músicos que además era el vocalista de una balada irlandesa. La nutrida audiencia les acompañaba con sus palmas.

Junto a mí en sus respectivos taburetes con unas jarras de cerveza estaban un americano y su esposa que habían venido de periplo añorante por Irlanda desde su Pensilvania. Son muchos los estadounidenses de familias oriundas de Irlanda que están de viaje por tierras irlandesas en estos meses de verano. Algo teníamos pues en común, así que estuvimos aplaudiendo juntos a los dos maduros interpretes.

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Anteriormente

Ese mismo día me había dado una vuelta por el antiguo barrio de Shandon y había aprovechado para subir a la torre de la más antigua iglesia de Irlanda por lo que a continuidad de culto se refiere.

St. Anne’s church, Cork. Foto R. Puig

Ascendí los 132 escalones hasta el balcón que rodea lo alto de la torre del reloj de la St. Anne’s Church de Cork que tiene una altura de 36.6 metros desde donde se domina una completa vista de la ciudad. La iglesia se terminó de construir en 1770 sobre las ruinas de la antigua de 1629, destruida durante el sitio de Cork en 1690. La maquinaria de sus campanas pesa dos toneladas emplazada en una de las más amplias caja de campanas de Europa.

Se puede ver la panorámica que filmé de Cork (youtube) desde la torre en la nota (*)

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En la Galería Crawford

I

De las muchas cosas que puedo ilustrar, por hoy me voy a contentar con algo de mi visita a la Crawford Municipal Art Gallery, donde había varias exposiciones en curso. Por ejemplo la exposición Recasting Canova.

Torso de Belvedere. Colección de vaciados de Antonio Canova en escayola en la Crawford Gallery de Cork. Foto R. Puig

Los vaciados de Antonio Canova (1757 – 1822) fueron encargados por el Papa Pío VII como un regalo para el Príncipe Regente (más tarde el Rey Jorge IV) en agradecimiento por el papel de Gran Bretaña en el derrocamiento de Napoleón en la Batalla. de Waterloo (1815). Fabricados en Roma, estos moldes se enviaron posteriormente desde Deptford, Londres, en octubre de 1818 y, desde su llegada a Cork, han transformado las formas en que se aprecia, estudia y practica el arte en el sur de Irlanda.

(información que he traducido de la web de la Crawford Gallery)

Esta exposición me ha recordado los numerosos vaciados en escayola de estatuas griegas y latinas que hay en la Gipsoteca de la Universidad de La Sapienza en Roma, a la que me llevaban las clases de Anatomía Artística del profesor Marco Bussagli durante mi año de estudios en la Accademia di Belle Arti de Roma.

En los cursos de dibujo de la Facultad de Bellas Artes de Altea también nos ejercitábamos en retratar al carboncillo los vaciados en escayola de esculturas clásicas. Este fue mi dibujo del examen final de 1º de Dibujo en junio del 2009, que más tarde coloré a la tinta china.

El torso de Belvedere. Dibujo de R. Puig, 2009.

No esperaba encontrar de nuevo en Irlanda a este viejo conocido, que inspiró a Miguel Ángel (1475 – 1524) cuando fue descubierto a principios del siglo XVI. Hoy se halla en el museo Pio Clementino del Vaticano. A ese museo también íbamos para practicar el dibujo de anatomía artística de animales en medio de la riada de turistas de todo el mundo.

II

Pero hoy quisiera detenerme sobre todo en la muestra en curso, también en la Galería Crawford, de una artista norirlandesa que entre sus inspiraciones tiene, como ella ha manifestado, las pinturas negras y los desastres de la guerra de Goya. Le viene asimismo algo de El Bosco y Brueghel.

Para mí todo un descubrimiento. Se trata de Rita Duffy

Nacida en 1959, es una de las artistas más representativas de arte feminista irlandés, con predominio de la sátira expresionista en una pintura que quema como el vitriolo. No necesito añadir que su trabajo me fascina.

Rita Duffy, Epiphany (2021), de la trilogía sobre el estado del mundo 2021-2023. Foto R. Puig
Rita Duffy, Belfast to Byzantium (2022), de la trilogía sobre el estado del mundo 2021-2023. Foto R. Puig
Rita Duffy. Ornithoper (2023). de la trilogía sobre el estado del mundo 2021-2023. Foto R. Puig

También de esa su línea socio-política son algunos de sus esbozos en grafito sobre lino, preparatorios de la serie El emperador está desnudo; decididamente feroces. Los títulos los he inventado yo pues no se les daba ninguno en la muestra.

Este primero se inspira en la historia de Nerón que tocaba la lira mientras ardía Roma.

Rita Duffy, ‘Trump toca el violín mientras incendia América’, grafito sobre papel (2020) Foto R. Puig

En el siguiente, la cabeza del caballo tiene algo del Guernica de Picasso y recuerda la carga de la caballería ligera, en este caso hacia el Capitolio.

Rita Duffy, ‘Trump como cowboy’. (2020) Foto R. Puig

El que sigue es una deconstrucción de todos los cánones clásicos del trasero humano.

Rita Duffy, ‘Golf en Mar-a-Lago’, (2020) Foto R. Puig

Este que sigue alude a mi modo de ver a la valoración que tiene Trump de los ciudadanos americanos, como si fuesen quesos para rallar, consumir o desechar según sea el menú del momento.

Rita Duffy, ‘Trump rallador . (2020 Foto R. Puig

Los cuadros siguientes, también son de naturaleza política. El primero sitúa en un circo el Protocolo firmado por el Reino Unido con la Unión Europea en 2021 para afrontar el caos generado por el Brexit en Irlanda del Norte (**).

Rita Duffy. Protocol. (2021). Óleo sobre lienzo. Foto R. Puig

En este lienzo se escenifica la insufrible partición de Irlanda.

Rita Duffy. Partition. (2023). Oleo sobre lienzo. Foto R. Puig

La partición se representa alegoricamente como un acto de magia circense en el que la mujer, es decir Irlanda, se somete a la sierra de un invisible mago ante un público de impotentes espectadores, a su vez hechos pedazos.

Para acabar con las alegorías irlandesas, he aquí cuadro que ironiza sobre un aspecto de de la vida real de una familia, como la suya, que vive en Irlanda del Norte a poca distancia de la frontera con la Irlanda independiente, y que, para salir de vacaciones atravesando la frontera, ha de hacerlo a escondidas de sus vecinos, que consideran el irse a descansar en la República de Irlanda una especie de traición a la causa unionista (este comentario no es mío sino de la propia artista).

Rita Duffy. Exodus (2023). Óleo sobre lienzo. Foto R. Puig

.

Sus pequeños óleos sobre el tema del «ama de casa» son también ‘políticos’, en este caso de política doméstica. Para muestra valen tres de ellos. Los títulos los dejo a la creatividad de mis lectores, de nuevo la artista no se los ha puesto.

Rita Duffy, De la serie Housewife. Foto R.Puig
Rita Duffy, De la serie Housewife. Foto R.Puig
Rita Duffy, De la serie Housewife. Foto R. Puig

Así hasta dieciséis pequeñas escenas de 25 x 30 centímetros.

Para terminar, traigo de mi visita a la Galería Crawford de Cork, un cuadro que creo recapitula esa serie de Rita Duffy dedicada al ama de casa. El siguiente óleo es también sobre lino pero de una dimensión de 70 x 90 centímetros.

Se dice que en estos cuadros la artista ha caricaturizado sus propias facciones. En cuanto a la figura de la derecha con botas de vieja domina se admiten interpretaciones, así como sobre el personaje masculino en bata azul sobre la escalerilla doméstica que le sirve de pedestal.

Rita Duffy. Domestic madonna (2021) Óleo sobre lino. Foto R. Puig

+++

Volveremos a Cork el próximo domingo. Mientras tanto en los mundiales de fútbol femenino ¡qué ganen las mejores! (***)


NOTAS

(*) La calidad del vídeo no es buena, pues sólo dispuse del teléfono para filmarlo y soplaba un fuerte viento. Para que el enlace funcione hay que pegarlo en la ventana de búsqueda de Google. «Panorámica de Cork desde lo alto de la iglesia de St. Anne» : https://youtu.be/Xjtqdw1pSM8

(**) Dicen que el reciente nuevo protocolo para Irlanda del Norte debería funcionar mejor, pero no me pregunten a mí, pues los pareceres en Irlanda son encontrados…

(***) Claro que siempre que sea dentro de un orden…

Dibujos reunidos (XV): Botticelli en San Francisco y la leyenda de Santa Marina de Bitinia, más otras Marinas del santoral.

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A las puertas del Museo de Bellas Artes

De los días que hemos pasado en California visitando a nuestra familia, destaco hoy algo que me ha llamado favorablemente la atención, sobre todo en estos tiempos en que las reivindicaciones de lo originario, justas en muchos casos, conducen a tergiversaciones que propugnan la destrucción de modestos monumentos, por ejemplo aquellos que conmemoran al fraile franciscano Junípero Serra iniciador de las 21 misiones españolas que jalonaron las tierras californianas.

Por eso, en cierto modo, causa sorpresa que se conmemore la memoria del Cid Campeador en la mismísima entrada del museo de la Legión de Honor de San Francisco, que visitamos con ocasión de una bella muestra de dibujos de Botticelli.

El museo se ensancha en su frente hacia una balconada desde la que se divisa el skyline de la ciudad junto al estrecho del Golden Gate fundada por colonos españoles en 1776, que tras un período como parte de Méjico fue ocupada por los Estados Unidos en 1845.

Pero, cosas de la memoria, a quien se conmemora en la explanada de su principal museo es a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid español, quien ni siquiera, allá en el siglo XI, soñó con honores parecidos.

***

Dibujos de Botticelli

Mi selección de la muestra de los dibujos se centra en algunas fotos que pude tomar y que salieron más claras a pesar de la lógica baja iluminación que es regla en exposiciones de dibujos originales tan antiguos y delicados, descartando otras que no salieron nítidas. Con la sola excepción de la última de esta serie que está tomada directamente del catalogo y que he incluido por el interés de sus coincidencias con otras iconografías, y por la curiosa hagiografía popular de la santa de la que trata.

1

En la introducción, del por otro lado estupendo catálogo, se cuantifica el número de los dibujos de Sandro Botticelli (1445-1510) sin incluir a los 85 que tienen los Museos Estatales de Berlín que el genio italiano realizó sobre la Divina Comedia de Dante, de los cuales una excelente selección tuve ocasión de ver en la Galería Courtauld de Londres en 2016.

Salvado este inexplicable olvido , tengo el gusto de presentar algunos de los expuestos, obra tanto de su maestro Filippo Lippi (1406-1469), del propio Sandro Botticelli (1445-1510) o de su taller, y también de colegas de su aventura artística como Filippino Lippi (1457-1504) hijo de Filippo, o coetáneos como Andrea del Verrocchio (1435?-1488) y Antonio Pollaiulo (1431-1498) entre otros.

2

Algo que me parece oportuno remarcar en esta Judit es que hay también una pintura de Botticcelli de 1495 que la representa en la exposición, procedente del Rijkmuseum de Amsterdam, pero pintada a la témpera y de variados colores, es posible que inspirada por el dibujo de Giuliano de Sangallo, fechado diez años antes.

En la posición y actitud de la figura hay un patrón que se repetirá incesantemente en la representaciones de las virtudes, tanto las teologales como las cardinales, en los sucesivos siglos del arte europeo. Es de señalar que muchas de estas representaciones presentarán a la Justicia con una espada, aunque, en lugar de la cabeza de Holofernes, sostendrá una balanza y a menudo se mostrará con los ojos vendados. Recientemente el estudio de miles de representaciones plásticas de la Justicia llevado a cabo durante varios años y correspondientes a los siglos XV, XVI y XVII por la doctora Valérie Hayaert PhD. en seis países europeos ha dado como resultado un libro apasionante sobre la anatomía de la alegoría de Lady Justice (*).

La lectura de su obra en estos días me ha hecho recordar como, hace algunos años, visitando Tréveris (Trier), la ciudad de Karl Marx reflexioné en estas páginas sobre los tres lugares que allí reproducen en escultura las alegorías de las cuatro virtudes cardinales, algo que me sorprendió y me interpela como coincidencia interesante. ¿Y si la pasión del filósofo de El Capital por la justicia tuvo algo que ver con todos aquellos símbolos con los que se cruzaba en la plaza del mercado, en la catedral y en el parque del palacio de los príncipes electores de Trier durante su infancia y adolescencia?

3

Santa Marinade Bitinia

Pero el dibujo que más ha atraído mi atención es el que se refiere a la leyenda de la santa (quizás la única santa travestida de la Historia), Santa Marina (virgen y monje), que tantas devociones y creación de iglesias con su advocación ha suscitado en la Cristiandad.

Marina fue hija única. Cuando aún era jovencita su padre decidió ingresar en un monasterio y llevarla con él. A tal efecto la vistió de varón, para que varón pareciese y no hembra, y como varón e hijo único suyo presentó a la doncella ante el abad y ante los monjes, rogándoles que tuviesen a bien recibirlos a los dos en su comunidad. El abad y los monjes accedieron a su petición, y el padre y la hija ingresaron en el monasterio. Ella, con el nombre de fray Marino, hizo pronto grandes progresos en la virtud, llegando en poco tiempo a distinguirse entre los demás religiosos por su espíritu de observancia y de obediencia, y cuando ya contaba veintisiete años de edad, su padre, sintiéndose próximo a morir, le habló reservadamente, la animó a perseverar en el camino emprendido y le encargó mucho que jamás revelase a nadie que era mujer.

Por exigencias del oficio que en el monasterio desempeñaba, fray Marino, salía frecuentemente al campo a buscar leña con una carreta tirada por bueyes, y, en algunas de esas ocasiones, al llegar la noche, se alojaba en casa de un señor, amigo de la comunidad. Tenía este hombre una hija moza, la cual, a causa del trato que mantenía con un soldado, vino a quedar embarazada. Cuando el padre se enteró de que su hija estaba preñada quiso saber el nombre del sujeto que la había puesto en semejante estado. Entonces la hija, en vez de decirle a su padre la verdad, le hizo creer que había sido violada contra su voluntad por fray Marino. Pidió el padre cuentas a fray Marino, y este, lejos de negar lo que la moza le atribuía, acepto cargar con las responsabilidades que se le imputaban y pidió perdón por una falta que no había cometido. Puesto este asunto en conocimiento del abad y de los monjes, fray Marino fue expulsado de la comunidad.

Tres años pasó el calumniado religioso en la calle, a la puerta del monasterio, sustentándose con un trozo de pan que a modo de limosna desde el interior del mismo diariamente le pasaban. Cuando el niño, cuya paternidad le habían atribuido, fue destetado, la madre y el abuelo lo llevaron al abad para que la comunidad cargara con los gastos y responsabilidades de la crianza. El abad, que no  quería saber nada mas de este asunto, mandó a los monjes que entregaran la criatura a fray Marino, que era a quien correspondía cuidar de ella. Fray Marino acogió al niño y a su lado lo tuvo durante dos años. El calumniado monje, con edificante paciencia, soportó la infamia e innumerables penalidades, dando en todo momento gracias a Dios por cuanto le ocurría. Viendo los religiosos las elocuentes pruebas de humildad y mansedumbre que aquel pobre hermano estaba dando, al cabo se compadecieron de el y decidieron levantarle el castigo y admitirle nuevamente en la comunidad, con la condición de que debería desempeñar en ella los oficios más bajos y viles. Entró, pues, fray Marino, de nuevo en el monasterio, reanudó su anterior vida religiosa y con alegría, devoción y paciencia, se entrego al desempeño de las tareas que le encomendaban. Unos años después, lleno de méritos y de buenas obras, falleció. Cuando los religiosos procedieron a lavar el cadáver para luego amortajarlo y enterrarlo en el lugar más abyecto de la abadía, quedaron estupefactos, y hasta aterrados al advertir que fray Marino no era varón, sino hembra. Entonces cayeron en la cuenta de cuan dura e injustamente se habían comportado con aquella santa sierva de Dios. La noticia corrió velozmente por el monasterio y sus alrededores y con la misma prontitud todos cuantos habían vilipendiado a quien tomaron por reo, comenzaron a pedir perdón por sus pecados de ignorancia y maledicencia. La comunidad sepulto el cuerpo de la difunta Marina en un lugar noble del templo monacal.

Al descubrirse la calumnia, la mujer que la había levantado fue poseída por el demonio y empezó a proclamar por todas partes el delito en que había incurrido con sus infundios, y acudió al sepulcro de la santa doncella a pedirle perdón; y en cuanto hizo esto quedo libre de la posesión diabólica.

Santa Marina murió un 18 de julio. Desde que fue sepultada han sido y son muchas las personas que desde todas partes acuden a venerar sus reliquias, e innumerables los milagros que por intercesión de esta santa obra el Señor.

SANTA MARINA, VIRGEN Leyenda Aurea de Jacobo de Vorágine,
ca. 1264, cap. LXXXIV, Madrid, Alianza Editorial, 1982
(traducción del latín de Fray José MANUEL MACÍAS)

La mujer castigada por su calumnia, aparece en el fondo del dibujo del taller de Botticelli, a la derecha, en el momento de ser poseída por el demonio. Obsérvese al terrible diablo macho con todos sus atributos en el momento de precipitarse sobre ella.

***

Pero, hay más santas Marina, en este caso les traigo la de Antioquía, virgen y mártir, en uno de los tres lienzos salidos del taller de Francisco de Zurbarán que la representan, el del Museo de Bellas Artes de Gotemburgo en Suecia y hay otra versión en el Museo Thyssen de Málaga (***), así como en Sevilla (Museo de Bellas Artes), entre las diversas santas representadas por el maestro español o su taller (1598-1664).

4

Santa Marina de Antioquía

La hagiografía clásica cuenta que Marina-Margarita nació en Antioquía (en Asia Menor, hoy Turquía), hija de un sacerdote pagano, pero a través de su ama de leche conoció la fe cristiana. Al cumplir 12 años, Margarita se bautizó. Cuando lo supo su padre, renegó de ella.

Un día, cuando Margarita ya tenía 15 años, estaba cuidando a unas ovejas que pastoreaban. Pasó por el lugar el prefecto romano Olibrio, que quedó fascinado por la belleza de la joven y le propuso matrimonio. Margarita no ocultó que era cristiana. Entonces, el gobernador la entregó al cuidado de una noble mujer. Tenía la esperanza que ésta iba a convencer a la joven a renegar de Cristo. Pero Margarita fue firme y se negó a ofrecer un sacrificio a los ídolos.

Encarcelada por no acceder a los requerimientos del prefecto, se cuenta que consiguió echar, de sí misma, un demonio de su garganta por medio del signo de la cruz; otra versión es que un demonio se le apareció en forma de dragón y la devoró, pero ella poseía un crucifijo con el cual rasgó la piel del dragón y salió de allí. Entonces la sometieron a las más terribles torturas: la azotaron con varillas, cortaron su cuerpo con tridentes, le clavaron clavos y fue lacerada con un gancho.

Sobreviviendo milagrosamente, según la leyenda, de las muñecas de Margarita se cayeron las cadenas y sobre su cabeza empezó a irradiarse una extraordinaria luz, dentro de la que volaba girando una paloma que sostenía en el pico una corona de oro.

El gobernador, finalmente, ordenó matarla, así como a todos aquellos quienes creían en Cristo. Según la leyenda, ese día fueron decapitadas 15 000 personas. Feotim, un testigo, relató los martirios de Margarita.

Sus reliquias se encontraban en Constantinopla hasta la conquista de la ciudad por los cruzados en 1204. El brazo de Santa Margarita se halla en el monte Athos en el Monasterio de Vatopediou.

Wikipedia: Margarita de Antioquía o Santa Margarita 
(venerada en la Iglesia ortodoxa como Marina de Antioquía
 
Detalle del lienzo de Zurbarán en Gotemburgo, foto R. Puig

El catálogo de las santas Marina se amplía con la de Hispania y de Aguas Santas en Orense, venerada en numerosos pueblos de España y Portugal (nacida en Braga y muerta en Orense) también pintada por Zurbarán, quien además pintó a otras santas respondiendo a los encargos de numerosos lugares de nuestra geografía, en muchos de los cuales la procesión de Santa Marina (la del hijito putativo) o la mártir se celebran cada año.

Francisco de Zurbarán respondió a esos encargos dejando representaciones de 12 santas. Si quieren saber ustedes cuál es mi preferida, aquí la tienen

5

Santa Catalina de Alejandría

6

Acabemos diciendo que, para salir de nuestra Europa, conviene recordar que hay también otra Marina en el santoral, mártir japonesa.

Santa Marina de Omura

***

Y como habíamos comenzado por el Museo de San Francisco para luego seguir con diversas santas, concluiré con otra, virgen y mártir, santa tan guerrera como el Cid Campeador.

7

Santa Juana de Arco

Supongo que la han puesto a montar guardia en el flanco izquierdo del museo, compañera de futuras batallas de Rodrigo Diaz de Vivar, para defender la colina de la Legión de Honor de cualquier ataque que pudiera llegar a las costas del Pacífico californiano.


NOTAS

(*) Valèrie Hayaert, Lady Justice, an anatomy of allegory (Edinburgh University Press, Studies in Law, Justice and the Visual,2023, 370 pp.)

(**)

tono original en tinta ocre y creta blanca, foto R. Puig

(***) Información sobre las representaciones de Santa Marina en la página del museo Thyssen de Málaga:

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